VATICANO,
Durante el rezo del Ángelus este domingo 29 de agosto en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco advirtió contra el peligro que para el cristiano supone la "religiosidad de la apariencia".
Esa forma de religiosidad, explicó el Santo Padre, consistiría en "mostrarse bien por fuera, descuidando purificar el corazón".
"Siempre existe la tentación de 'contentar a Dios' con alguna devoción externa, pero Jesús no está satisfecho con este culto. No quiere exterioridad, quiere una fe que llegue al corazón", afirmó el Papa. "También nosotros muchas veces disfrazamos el corazón", lamentó.
En su enseñanza, el Pontífice llamó la atención sobre el hecho de que "a menudo pensamos que el mal proviene principalmente del exterior: del comportamiento de los demás, de quienes piensan mal de nosotros, de la sociedad. ¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, por todo lo que nos pasa!".
"Siempre es culpa de los 'otros': de la gente, de los que gobiernan, de la mala suerte. Parece que los problemas vienen siempre de afuera. Y pasamos tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es una pérdida de tiempo. Te enojas, te amargas y mantienes a Dios fuera de tu corazón", insistió.
En ese sentido, advirtió que "no se puede ser verdaderamente religioso en la queja. La queja envenena, te lleva a la ira, el resentimiento y la tristeza del corazón que cierra las puertas a Dios".