VATICANO,
La vuelta al poder de los talibanes en Afganistán hace temer un regreso del Emirato Islámico que estuvo vigente en los últimos años del siglo XX hasta la ocupación del país por fuerzas de la OTAN en el año 2001.
La pequeña comunidad cristiana de Afganistán, al igual que el resto de la sociedad, teme la aplicación extrema de la ley islámico con graves restricciones para la población y sádicos castigos para quienes incumplan los preceptos del Emirato.
Sin embargo, desde la toma de Kabul el pasado 14 de agosto, los líderes talibanes han asegurado que respetarán los derechos de los ciudadanos y han expresado su voluntad de colaborar con la comunidad internacional, una declaración de intenciones cuya sinceridad muchos gobiernos han puesto en duda.
En cualquier caso, la esperanza es que, al final, los talibanes se vean obligados a buscar la ayuda de las ONG para afrontar la difícil situación humanitaria a la que deberán hacer frente, y que, de esa manera, permitan a las ONG católicas continuar su trabajo sobre el territorio.
Pero no es más que una frágil esperanza. Por el momento, los cristianos de Afganistán se mantienen en un prudente silencio, piden que se rece por ellos y muchos artículos de prensa dedicados a ellos han sido eliminados de la web para evitar que se les señale.
También en Roma el Papa Francisco ha preferido actuar con prudencia. Después del llamado a la oración por Afganistán que realizó tras el Ángelus del 15 de agosto, no volvió a pronunciar ningún mensaje, tampoco durante el Ángelus del domingo 22.