Sor Shahnaz es una religiosa de 46 años de la Congregación de Santa Juana Antida que trabajaba en la Asociación Pro Bambini di Kabul (PBK) en Afganistán. Llegó a Italia en uno de los últimos vuelos de evacuación, y todavía se encuentra en un estado de shock tras los últimos días vividos en el país tras la ocupación de los talibán y las jornadas esperando la ocasión para dejar el país.
"Estoy aquí, sana y salva, y aun así cada vez que siento que tocan a la puerta u oigo el ruido de una persiana que se mueve con el viento me sobresalto y siento terror pensando que vienen a por mi", aseguró la religiosa a Asia News.
El atentado del jueves 26 de agosto en el que fallecieron más de 73 personas y que fue reivindicado por el Estado Islámico. Las imágenes de la multitud en el aeropuerto de la capital afgana esperando ser evacuados aumentan aún más el miedo por "los que siguen allí".
"En la ciudad cunde el pánico; la gente solo piensa en irse. En estos días de terror no pasaba un minuto sin que llegara algún conocido para pedir una carta de recomendación de parte de PBK, con la esperanza de dejar el país. Yo preparaba estas cartas pero era consciente de que todo era inútil, porque en la ciudad todos los edificios y los bancos están cerrados. Todo está paralizado", afirmó.
Dejar el país no fue nada fácil para Sor Shahnaz y las cuatro misioneras de Madre Teresa y 14 niños con discapacidades profundas a los que ella cuidan.
"No había agencia que se atreviera a acompañarnos hasta el aeropuerto, porque no era posible garantizar la seguridad del traslado. Nos contactamos con varias organizaciones, desde OTAN hasta Catholic Relief Services, Unama (la Misión de asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán), la Cruz Roja. En varias oportunidades sucedió que el traslado parecía inminente, pero a último momento, siempre recibíamos una llamada telefónica que avisaba que las condiciones no permitían desplazarse", explicó a Asia News.