El Arzobispo Emérito de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, explicó que las restricciones a la Misa tradicional o Misa tridentina en latín contenidas en el motu proprio Traditionis custodes, no son un avance sino un "lamentable retroceso".
"El actual Pontífice declara que desea proseguir todavía más en la constante búsqueda de la comunión eclesial (prólogo de Traditionis custodes) y para hacer efectivo este propósito, ¡elimina la obra de sus predecesores poniendo límites arbitrarios y obstáculos a lo que aquellos establecieron con intención ecuménica intraeclesial y de respeto a la libertad de sacerdotes y fieles! Promueve la comunión eclesial al revés. Las nuevas medidas implican un lamentable retroceso", escribe el Prelado en un artículo enviado a ACI Prensa este 23 de agosto.
Mons. Aguer indica que con este nuevo texto pontificio "queda en manos de los obispos diocesanos conceder la autorización del uso" del Misal de 1962 y, en ese sentido, "todo comienza de nuevo".
"Es de temer que los obispos sean avaros en la concesión de los permisos. Muchos obispos no son Traditionis custodes, sino traditionis ignari (ignorantes), obliviosi (olvidadizos), y peor aún traditionis evertores, destructores", prosigue.
El Prelado cuestiona si acaso "para quienes ya empleaban la forma extraordinaria del Rito Romano", es decir que usaban el Misal de 1962, "¿no bastaba la vigilancia ordinaria de los obispos y la eventual corrección de los infractores? Habría que hacer uso de caridad y paciencia con los rebeldes".
Para el Arzobispo Emérito, "la limitación de lugares y días para celebrar según el Misal de 1962 (Art 3 § 2 y § 3) son restricciones injustas y antipáticas". Además, "el § 6 del artículo 3 es una restricción injusta y dolorosa al impedir que otros grupos de fieles puedan gozar de la participación de la misa celebrada según el Misal de 1962".