El sacerdote mexicano recordó luego que “en la antigüedad, especialmente en Grecia y Roma, los atletas triunfadores, los guerreros victoriosos, los emperadores o Reyes solían ser coronados con coronas hechas con olivo o laurel”.
“Los primeros cristianos como San Pablo conocían esta costumbre de las coronas. Por eso San Pablo comenta en la segunda carta a Timoteo, capítulo 4, versículos del 7 al 8”.
“En esta carta compara su trabajo con el de un atleta que ha corrido o con un guerrero. Así lo dice: ‘He peleado la buena batalla, he llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel, ahora me espera la corona merecida que el señor, el justo juez me dará en aquel día y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los que con amor, esperan su venida gloriosa’”.
“Por lo tanto, la corona en estos casos no era de poder, sino de triunfo y de reconocimiento”, explicó.
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El P. Aguilar señaló que “actualmente una corona de olivo se considera como un reconocimiento a cualquier logro obtenido pacíficamente, porque el olivo también es signo de paz, pero tarde o temprano, la corona de laurel se seca y la de olivo se marchita”.
“En uno de los misterios del Santo Rosario afirmamos que la Virgen María fue coronada en el Cielo y, en este caso, aunque las pinturas lo muestran de otra manera, nosotros entendemos que su corona no fue de oro con perlas o piedras preciosas, ni tampoco de laurel o de olivo, sino que ella recibió la corona inmarcesible, es decir, la corona que no se marchita y se mantiene siempre vigente porque viene de las manos de Dios”.
María Reina y la Biblia
Ante quienes se preguntarían si “esto tiene algún fundamento bíblico”, el P. Aguilar recordó que el Libro de la Sabiduría, en el capítulo 5, versículo 16, señala que “recibirán por eso, de mano del Señor, la corona real del honor y la diadema de la hermosura”.
Se trata, explicó, de “una manera de decir que Dios reconoce el esfuerzo y las buenas obras de los fieles, así como se reconocen los méritos de los guerreros o de los atletas”.
“Esto nos permite, por lo tanto, llamarle a María Reina y representarla con una corona. No importa el material que sea, lo importante es reconocerla como Reina”, precisó.