El Arzobispado de Piura en el norte del Perú asiste a cientos de damnificados que dejó el sismo del 30 de julio y que afectó principalmente a la ciudad de Sullana, donde varias personas resultaron heridas y otras vieron afectadas sus viviendas.
Además de víveres, los voluntarios también llevaron una imagen de la Virgen de Fátima para dar consuelo a los afectados.
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) informó que el movimiento sísmico del 30 de julio se produjo a las 12:10 p.m. y su epicentro se localizó a 12 kilómetros al oeste de Sullana, con una profundidad de 36 kilómetros.
El temblor y las siguientes réplicas también se sintieron en las ciudades de Piura, Talara, Chulucanas y Tumbes, provocando temor y desconcierto en la población.
El Arzobispo de Piura y Tumbes, Mons. José Antonio Eguren, alentó a los sacerdotes, religiosas y laicos a desarrollar una serie de acciones solidarias para ayudar a los damnificados.
El P. Álvaro Otero Gonzáles, quien es también Vicario Episcopal en Sullana y párroco de Nuestra Señora del Tránsito en la localidad de Buenos Aires en esa ciudad, junto con su comunidad lograron reunir más de tres toneladas de víveres.