VATICANO,
El miércoles 4 de agosto se cumplió el primer aniversario de la trágica explosión en el puerto de Beirut, capital del Líbano, que causó 200 muertos y más de seis mil heridos, además de dejar gran parte de la ciudad destruida.
La explosión se produjo por el incendio de un almacén sin vigilancia con un cargamento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio.
El Papa Francisco, al finalizar la Audiencia General ayer miércoles, hizo referencia a la efeméride y renovó su cercanía al pueblo libanés y su llamado a la solidaridad internacional para que el Líbano "vuelva a ser un mensaje de fraternidad".
El Patriarca de la Iglesia maronita, Cardenal Béchara Boutros Raï, celebró en la "zona cero" de la explosión una Misa en la que pidió que se esclarezca la verdad sobre lo que sucedió, se lleve a los responsables ante la justicia y se ayude a las víctimas.