VATICANO,
Un año después de la grave explosión que se produjo en el puerto de Beirut, Líbano, causada por el incendio en un almacén donde se almacenaba un cargamento de 2,750 toneladas de nitrato de amonio, el Papa Francisco renovó su cercanía al pueblo libanés y su llamado a la solidaridad internacional para que el Líbano "vuelva a ser un mensaje de fraternidad".
Al finalizar la Audiencia General este miércoles 4 de agosto en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre afirmó que "un año después de la terrible explosión que se produjo en el puerto de Beirut, capital del Líbano, que ha provocado muerte y destrucción, mi pensamiento se dirige a ese querido país, sobre todo a las víctimas, a sus familias, a los muchos heridos y a quienes han perdido la casa y el trabajo".
El Pontífice lamentó que "muchos han perdido la ilusión de vivir". Francisco recordó que "en la Jornada de Oración y Reflexión por el Líbano, el pasado 1 de julio, junto con los líderes religiosos cristianos, hemos acogido las aspiraciones y las esperanzas del pueblo libanés, cansado y decepcionado, e invocando de Dios luz y esperanza para superar la dura crisis".
"Hoy hago también un llamado a la comunidad internacional pidiendo ayuda para que el Líbano recorra un camino de resurrección con gestos concretos, no únicamente con palabras: gestos concretos", afirmó.
Además, mostró su deseo de que la conferencia internacional de ayuda al Líbano, que se está celebrando promovida por Francia y por las Naciones Unidas, sea provechosa.
El Papa Francisco finalizó su mensaje reiterando su deseo de visitar el Líbano: "Queridos libaneses, mi deseo de ir a visitaros es grande, y no me canso de rezar por vosotros, para que el Líbano vuelva a ser un mensaje de fraternidad, un mensaje de paz para todo Oriente Medio".