Joseph Chang, activista católico a favor de la democracia en Hong Kong, dijo a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI-, que se han producido rápidamente cambios dramáticos en su ciudad que lo llevaron, como a tantos otros, a abandonar su hogar, y afirmó que su fé católica le da la fuerza para aceptar el sufrimiento y tener esperanza.
Hong Kong es una "región administrativa especial" de China, lo que significa que tiene su propio gobierno, pero permanece bajo control chino. Fue colonia británica hasta 1997, cuando fue devuelta a China bajo el principio de "un país, dos sistemas", que permitía tener su propia legislatura y sistema económico.
La apertura de Hong Kong al mundo exterior y la transparencia en la regulación comercial y bancaria, en contraste con China continental, la ha convertido en un centro de negocios, banca y finanzas globales.
Más de un millón de personas, incluidos muchos católicos, salieron a las calles a protestar contra el gobierno y a favor de la democracia en los últimos años. Las manifestaciones alcanzaron su punto crítico el verano de 2019, y desde entonces, más de 10 mil personas fueron arrestadas en Hong Kong.
Si bien en ese momento los manifestantes rechazaron con éxito los esfuerzos de la legislatura de Hong Kong para aprobar un proyecto de ley que permitía a China continental extraditar a presuntos criminales de la isla; tras la aprobación de las nuevas leyes de seguridad, el gobierno chino tomó más poder para reprimir las protestas, que ve como un desafío directo a su poder.
Cheng explicó el 23 de julio que "los cambios han sido rápidos y han superado las expectativas de la gente común de Hong Kong, de los usuales partidarios del movimiento a favor de la democracia".