La Conferencia de Obispos Católicos de Etiopía (CBCE) expresó el 21 de julio su preocupación por la violencia que se está extendiendo en todo el país, por ello hizo un pedido de alto al fuego, para poner fin a este flagelo.
En un comunicado, los obispos católicos señalaron que los "entristece escuchar sobre la guerra, cuando a todos nos gustaría escuchar sobre la paz y la reconciliación" y resaltaron que "como pastores, no podemos dejar de sentir angustia y dolor por la situación que está pasando la gente".
La violencia estalló en la región de Tigray el 4 de noviembre de 2020 cuando las fuerzas del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF) lanzaron un presunto ataque contra la base del Ejército del Gobierno Federal de Etiopía.
Desde entonces, se han reportado miles de muertos y más de cinco millones de personas necesitadas, como resultado de la violencia que se está extendiendo en Etiopía.
Un funcionario de la región de Afar, en el noreste del país, indicó que los últimos ataques han provocado el desplazamiento de sus hogares de más de 54 mil personas.
En su declaración colectiva, los obispos católicos expresaron su cercanía con aquellos cuyas vidas se han visto afectadas por el violento conflicto durante estos ocho meses.