El 21 de julio de 1981, el turco Ali Agca fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal de Primera Instancia de Roma, tras haber intentado asesinar al Papa San Juan Pablo II el 13 de mayo de ese mismo año, día de la Virgen de Fátima.
La pena contra Agca incluyó el intento de homicidio contra las dos turistas que resultaron heridas junto con el Papa peregrino en el atentado.
La condena también contaba 10 años por otros delitos como llevar armas sin permiso o la falsificación de documentos.
Como pena adicional, el turco debía estar durante un año en total aislamiento por sus delitos.
Según el diario español El País, la sentencia contra Ali Agca fue emitida "después de siete horas de deliberaciones" por parte del tribunal que "estaba formado por tres jueces oficiales y diez jueces populares elegidos por sorteo entre los ciudadanos".
Aunque en diversas oportunidades expresó públicamente su perdón al turco que trató de matarlo, el Papa San Juan Pablo II visitó a Alí Agca el 27 de diciembre de 1983, en un encuentro en el que lo perdonó.