Los obispos de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF) expresaron su estima por los fieles católicos que celebran la Misa tradicional o tridentina en latín y afirmaron que las restricciones impuestas por el Papa Francisco a este tipo de celebración constituyen un "llamado exigente para toda la Iglesia".
Así lo indicaron los prelados en un comunicado del 17 de julio, al día siguiente de la publicación del Motu Proprio Tratitionis custodes, con el que el Papa Francisco estableció una serie de restricciones a la celebración de la Misa tradicional o tridentina.
Entre las disposiciones del documento pontificio publicado el 16 de julio, el Papa establece que será el obispo quien autorice a los sacerdotes que quieran celebrar la Misa de esta forma, así como dónde y cuándo podrán ser estas celebraciones; y que los grupos de fieles que participen en ellas tendrán un sacerdote delegado que los acompañará pastoralmente.
En su comunicado, los obispos de Francia manifestaron "a los fieles que celebran habitualmente según el Misal (de 1962) de San Juan XXIII y a sus pastores, su atención y la estima que tienen por el celo espiritual de estos fieles y su determinación a seguir juntos la misión en la comunión de la Iglesia y según las normas en vigor".
"Cada obispo se esforzará por estar a la altura de la misión descrita por el Santo Padre para ejercer la responsabilidad que él le recuerda en la justicia, la caridad, el cuidado de todos y cada uno, el servicio de la liturgia y de la unidad de la Iglesia. Esto se hará con el diálogo y demandará tiempo", prosigue el texto.
Los obispos resaltaron asimismo que "el Motu Proprio Traditionis custodes y la carta del Santo Padre a los obispos que lo introduce son un llamado exigente para toda la Iglesia a una auténtica renovación eucarística. Nadie puede prescindir de él".