Tursunay Ziyawudun, una mujer de 42 años de la etnia uigur y que estuvo dos veces en un campo de detención en Xinjiang en China, hizo un estremecedor relato de la violencia física y sexual que sufrió allí.
La mujer participó en una cumbre internacional sobre libertad religiosa en Washington D.C. el 14 de julio.
Con la voz entrecortada por la emoción, dijo que sus "experiencias en estos campos han dejado cicatrices imborrables en mi corazón" por lo que "entiendo como mi deber es ser voz de las personas que están en esos campos: los que han muerto ante mis ojos y los que están detenidos injustamente en prisión".
Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, desde abril de 2017 China estableció una red de campos de detención e internamiento en Xinjiang, en los que ha encarcelado a más de un millón de uigures, kazajos, huis, miembros de otros grupos musulmanes y también a cristianos.
Los detenidos en estos campos son adoctrinados políticamente, torturados, abusados sexual y físicamente, esterilizados y sometidos al trabajo forzoso.
El actual Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha dicho que China está llevando a cabo un genocidio en esta región, algo similar a lo que dijo en su momento el ex Secretario de Estado, Mike Pompeo.