Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada han tenido una responsabilidad significativa en la administración de las escuelas residenciales para las primeras naciones de Canadá y otros pueblos indígenas.
Con el redescubrimiento de tumbas en estos predios y la atención volcada sobre las políticas gubernamentales de asimilación forzosa, los oblatos renuevan su pedido de perdón ante su papel histórico y señalan que aún pueden hacer más para identificar los restos de los menores que murieron en ellas.
"Nos equivocamos. Debimos haber investigado lo que se decía. Nuestra sordera contribuyó al sufrimiento que muchos han experimentado y a la ira que muchos expresan ahora", afirmaron los oblatos en su sitio web, en respuesta a la pregunta de por qué las acusaciones no fueron tomadas en serio.
El Gobierno de Canadá estableció el sistema de escuelas residenciales desde la década de 1870 como un medio de asimilar forzosamente a los niños indígenas.
Estas escuelas fueron administradas por entidades protestantes y católicas, con las instituciones católicas a cargo de 70 de las 130 escuelas residenciales. Los oblatos indicaron que operaban la mayoría, 48 en total.
La última escuela administrada federalmente cerró en 1996. El reporte final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, una entidad establecida para investigar la historia de las escuelas residenciales, señala que el sistema fue parte de una política de "genocidio cultural" que buscaba eliminar las comunidades y las culturas indígenas.