Asimismo, el Papa reflexionó en la importancia de las cuatro dimensiones de la formación "la humana, la espiritual, la intelectual y la pastoral".
Sobre la dimensión humana, el Papa destacó la importancia de la formación de la afectividad y pidió no olvidar sus sentimientos ni encerrarse en si mismos cuando atraviesen "un momento de crisis o de debilidad: es propio de la humanidad hablar de ello" por lo que pidió "hablar con sinceridad y luchar contra toda forma de falsedad interior".
"Los que ponen cara de la beata Imelda y por dentro son un desastre: no; esa es falsedad interior. No se hagan los buenecitos, no. Cultiven relaciones limpias, alegres, liberadoras, humanas, plenas, capaces de amistad, capaces de sentimientos, capaces de fecundidad", recomendó.
Sobre la dimensión espiritual, el Santo Padre subrayó que la oración sea la ocasión de "encuentro personal con Dios, de diálogo, de confianza con Él" y evitar el "ritualismo". Y si te enfadas con Dios, enfádate: porque enfadarse con tu papá es una forma de comunicar amor. No tengas miedo: Él entiende ese lenguaje, es padre - encuentro personal con Dios, de diálogo y confianza con Él.
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"Que la liturgia y la oración comunitaria no se conviertan en una celebración de nosotros mismos. Una vez fui a comprar camisas -cuando aún podía salir ahora no puedo- a una tienda de trajes para eclesiásticos. Había un joven, un seminarista o sacerdote, que buscaba ropa. Le miré: se estaba mirando en el espejo. Y me vino a la mente esta frase: éste se está celebrando a sí mismo, y hará lo mismo frente al altar. Por favor, que cada celebración litúrgica no sea una celebración de nosotros mismos. Enriquezcan su oración de rostros; siéntanse ya desde ahora como intercesores por el mundo", indicó.
Acerca de la dimensión intelectual, el Papa pidió estudiar "con lucidez y competencia en la complejidad de la cultura y el pensamiento contemporáneos, a no tenerles miedo, a no serles hostiles" y añadió que en el mundo actual se requiere "la sabiduría del Evangelio" porque "hoy más que nunca: hace falta estudio, competencia, la preparación para hablar con este mundo".
Sobre la dimensión pastoral, que les permita "salir con entusiasmo al encuentro de la gente" porque "se es sacerdote para servir al Pueblo de Dios, para ocuparse de las heridas de todos, especialmente de los pobres".
"A veces, veo libros o congresos sobre el sacerdocio que tocan esto, este aspecto, aquel otro, aquel otro... Es cierto, hace falta estudiar eso, pero si todos estos aspectos no están enraizados en su pertenencia al santo pueblo fiel de Dios, son solo reflexiones académicas que no sirven. Tú eres sacerdote del santo pueblo fiel de Dios, eres sacerdote porque tienes el sacerdocio bautismal y esto no puedes negarlo", alertó.
Por último, el Papa sugirió aprender de los sacerdotes ancianos "que tienen la sabiduría del buen vino, a los que con su testimonio les enseñarán a resolver los problemas pastorales, a los que, de párrocos, se sabían el nombre de todos, de cada uno de sus fieles, hasta el nombre de los perros: esto me lo dijo uno de ellos. Pero cómo ¿hacía usted para saberlo – le pregunté yo- a conocer a todos teniendo cuatro parroquias? 'Sí, sí, se puede', me dijo con humildad. 'Pero ¿había conseguido conocer a todos?' 'Sí, me sabía el nombre de todos, incluso el de los perros'. Muy bueno".
"Un sacerdote tan cercano, y también tan cercano al Sagrario: custodiaba a todos desde la fe y la paciencia en Jesús. Sacerdotes ancianos que se han cargado a los hombros tantos problemas de la gente y les han ayudado a vivir más o menos bien, y han ayudado a morir bien a todos. Hablen con estos sacerdotes, que son el tesoro de la Iglesia. Muchos de ellos... a veces están olvidados o en una residencia de ancianos: vayan a verlos. Son un tesoro", concluyó el Papa.