VATICANO,
El drama de hoy es que a menudo ha desaparecido la sed de Dios. Así lo señaló el Papa Francisco este domingo 6 de junio en la Misa por la Solemnidad del Corpus Christi que celebró en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En su homilía, el Pontífice explicó que "estamos llamados a preguntarnos: ¿En qué 'lugar' queremos preparar la Pascua del Señor? ¿Cuáles son los 'lugares' de nuestra vida en los que Dios nos pide que lo recibamos? Quisiera responder a estas preguntas".
"Tenemos sed de amor, de alegría, de una vida fructífera en un mundo más humano. Y para saciar esta sed, el agua de las cosas mundanas no sirve, porque se trata de una sed más profunda, que sólo Dios puede satisfacer", señaló.
Subrayó que "para celebrar la Eucaristía es preciso reconocer, antes que nada, nuestra sed de Dios: sentirnos necesitados de Él, desear su presencia y su amor, ser conscientes de que no podemos salir adelante solos, sino que necesitamos un Alimento y una Bebida de vida eterna que nos sostengan en el camino".
En ese sentido, lamentó que "el drama de hoy es que a menudo la sed ha desaparecido. Se han extinguido las preguntas sobre Dios, se ha desvanecido el deseo de Él, son cada vez más escasos los buscadores de Dios. Dios no atrae más porque no sentimos ya nuestra sed profunda".
Insistió en que "es la sed de Dios la que nos lleva al altar. Si nos falta la sed, nuestras celebraciones se volverán áridas. Entonces, incluso como Iglesia no puede ser suficiente el grupito de asiduos que se reúnen para celebrar la Eucaristía; debemos ir a la ciudad, encontrar a la gente, aprender a reconocer y a despertar la sed de Dios y el deseo del Evangelio".