VATICANO,
Ante una reproducción del icono de la Virgen Desatanudos, a la que tiene una gran devoción, el Papa Francisco clausuró desde los Jardines Vaticanos el maratón del Rosario que, desde el 1 de mayo, se ha rezado en diferentes santuarios de todo el mundo para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus.
Durante el transcurso de la ceremonia, el Papa pidió que "continuemos pidiendo al Señor que proteja al mundo entero de la pandemia y a todos, sin exclusiones, se les dé la posibilidad de protegerse mediante la vacunación".
La ceremonia dio comienzo con la entrada a los jardines del icono mariano en una procesión solemne presidida por el Obispo de Augsburgo, donde se custodia el icono original, Mons. Bertram Johannes Meier.
En la procesión participaron también niños que recibieron recientemente la Primera Comunión en la parroquia de Santa María de la Grotticella de Viterbo, jóvenes que se acaban de confirmar en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, un grupo de scouts de Roma, familias y religiosos en representación del pueblo de Dios. Custodiaba la procesión una representación de la Guardia Suiza y de la Gendarmería Vaticana que rindieron honores a la Virgen.
Los misterios del Rosario se rezaron por cinco intenciones, "cinco nudos a desatar": El primer nudo a desatar es el "las relaciones heridas, la soledad y la indiferencia, que se han profundizado en este tiempo".
El segundo nudo que se ha pedido a la Virgen que desate es el del "desempleo, con especial atención al desempleo juvenil, al femenino, al de los padres y madres de familia, por quienes buscan trabajo y por aquellos que intentan proteger a sus empleados".