El domingo 30 de mayo tuvo lugar en la Catedral de Ponferrada, León (España), la Eucaristía de acción de gracias por la beatificación de las laicas mártires de Astorga.
La Misa fue presidida por el Obispo de Astorga, Mons. Jesús Fernández, que en su homilía dijo que "hoy nos mueve especialmente a la gratitud el testimonio de fe y entrega ofrecido por las 3 mártires de Astorga, que seguras en el amor divino y su providente cuidado no se dejaron vencer en ningún momento por el miedo, a pesar de la situación de persecución que se cernía sobre la Iglesia".
Las mártires fueron beatificadas el 29 de mayo en la Catedral de Astorga. Tenían 23, 25 y 41 años cuando fueron asesinadas en 1936 durante la persecución religiosa de la Guerra Civil española (1936-1939). Las tres eran enfermeras y no quisieron abandonar el hospital de Somiedo al que habían sido destinadas. Tampoco no renunciaron a su fe, a pesar de las vejaciones a las que las sometieron los milicianos durante su cautiverio.
"Ignoraron las advertencias, no ocultaron los objetos religiosos que llevaban, oraron sin falta, gritaron vivas a Cristo Rey, alimentando su amor a la Eucaristía", afirmó el Prelado. Añadió que "en la contemplación de Cristo en la cruz" y "acompañadas por la tierna cercanía de María, aprendieron a amar con amor maternal a los necesitados y, en lo momentos finales, no solo a los heridos, sino incluso como hizo Jesús, a sus verdugos".
Mons. Fernández también destacó que las tres laicas mártires de Astorga fueron conscientes "de participar en la vida divina por el bautismo y de estar llamadas a identificarse con Jesucristo", por eso "cultivaron su fe desde el primer momento gracias a la mediación de sus familias, y también de las parroquias, de las asociaciones a las que pertenecían, fueron creciendo como discípulas priorizando los planes de Dios a sus propios planes y a las propuestas que les hacían para salvar su vida física".