El Cardenal Gerhard Müller, que sirvió como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe durante 5 años, pidió al Vaticano "una declaración clara de principios con consecuencias prácticas", luego que el 10 de mayo un centenar de sacerdotes y agentes pastorales bendijeron a parejas homosexuales a pesar de la prohibición de la Santa Sede.
"Por el bien de la verdad del Evangelio y la unidad de la Iglesia, Roma no debe observar en silencio, esperando que las cosas no se pongan tan mal ni que los alemanes sean pacificados con fineza táctica y pequeñas concesiones. Necesitamos una declaración clara de principios con consecuencias prácticas", escribió el Purpurado en un artículo publicado el 24 de mayo en la revista estadounidense First Things, titulado "Bendición y blasfemia".
"Esta puesta en escena de pseudo bendiciones de parejas de hombres o mujeres homosexualmente activos es, hablando teológicamente, una blasfemia: una cínica contradicción de la santidad de Dios", indicó el Cardenal alemán.
Dijo que la declaración que espera del Vaticano es necesaria "para que, después de 500 años de división, el remanente de la Iglesia Católica en Alemania no se desintegre, con devastadoras consecuencias para la Iglesia universal".
El prefecto emérito recordó que "la primacía la tiene la Iglesia en Roma no solo por las prerrogativas de la Sede de Pedro, cuyo ocupante puede obrar como le parezca, sino más por el grave deber del Papa, que Cristo le confirió, de custodiar la unidad de la Iglesia universal revelada en la fe".
El lunes 10 de mayo, sacerdotes y agentes pastorales de la Iglesia en Alemania dieron la bendición a parejas homosexuales en un evento titulado "El amor gana", en abierta rebelión a la prohibición del Vaticano, que el 15 de marzo precisó que este tipo de bendición no es posible.