En su discurso, el Papa Francisco exhortó a redescubrir el valor de dar, la sostenibilidad generacional y la solidaridad estructural y destacó que "para que el futuro sea bueno, debemos ocuparnos de las familias, sobre todo de las jóvenes, acosadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida".
"Pienso en el desconcierto que provoca la incertidumbre del trabajo, pienso en los miedos que provocan los costes cada vez menos asequibles de la crianza de los hijos: son miedos que pueden engullir el futuro, son arenas movedizas que pueden hundir una sociedad. También pienso, con tristeza, en las mujeres a las que en el trabajo se les disuade de tener hijos o que tienen que ocultar su vientre. ¿Cómo es posible que una mujer tenga que avergonzarse del regalo más hermoso que puede ofrecer la vida? No la mujer, sino la sociedad debería avergonzarse, porque una sociedad que no acoge la vida deja de vivir. ¡Los hijos son la esperanza que hace renacer a un pueblo!", indicó el Papa.
Además, el Santo Padre lamentó las dificultades que han atravesado las familias durante la pandemia y afirmó: "¡cuántas familias en estos meses han tenido que hacer horas extras, dividiendo sus hogares entre el trabajo y la escuela, con los padres haciendo de profesores, técnicos informáticos, operadores, psicólogos! ¡Y cuántos sacrificios se piden a los abuelos, los verdaderos botes salvavidas de las familias! Pero no sólo: ellos son la memoria que nos abre al futuro".
Por ello, el Santo Padre invitó "ayudémonos mutuamente, queridos amigos, a redescubrir el valor de dar, el valor de elegir la vida" y citó una frase del Evangelio de San Mateo "que puede ayudar a cualquiera, incluso a los que no creen, a orientar sus decisiones" en la que Jesús dice: "Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón".
"¿Dónde está nuestro tesoro, el tesoro de nuestra sociedad? ¿En los hijos o en las finanzas? ¿Qué nos atrae, la familia o la facturación? Hay que tener el valor de elegir lo que más nos importa, porque allí es donde se atará el corazón. La valentía de elegir la vida es creativa, porque no acumula ni multiplica lo que ya existe, sino que se abre a la novedad, a las sorpresas: toda vida humana es una verdadera novedad, que no conoce un antes y un después en la historia. Todos hemos recibido este don irrepetible, y los talentos que tenemos sirven para transmitir, de generación en generación, el primer don de Dios, el don de la vida", advirtió el Papa.