VATICANO,
La Ciudad Vieja de Jerusalén, y en particular el barrio árabe, está padeciendo desde el pasado viernes 7 de mayo una serie de violentos enfrentamientos entre manifestantes palestinos, y árabe-israelíes, y las fuerzas de seguridad de Israel.
El Papa Francisco aseguró, este domingo 9 de mayor durante el rezo del Regina Coeli desde el Vaticano, que sigue con preocupación estos sucesos.
"Sigo con particular preocupación los sucesos que se están produciendo en Jerusalén. Rezo para que Jerusalén sea lugar de encuentro y no de conflictos violentos, lugar de oración y de paz. Invito a todos a buscar soluciones compartidas para que la identidad multirreligiosa y multicultural de la Ciudad Santa se respete y que pueda prevalecer la fraternidad. La violencia sólo genera violencia. ¡Basta de enfrentamientos!", dijo el Santo Padre.
Los motivos de estas manifestaciones violentas de la población palestina y árabe-israelí son varias. Por un lado, la cronificación del conflicto palestino israelí ha llevado a muchos jóvenes palestinos a una situación de exclusión, por lo que cualquier chispa puede hacer saltar el conflicto social.
A ello hay que sumarle la reciente decisión del Tribunal Supremo de Israel de desalojar a de decenas de familias palestinas en el distrito Sheij Jarrah de Jerusalén, donde se asentaron tras abandonar sus hogares en la zona occidental de Jerusalén, que quedó bajo dominio israelí, tras la guerra de 1948.
Sin embargo, la chispa que encendió el fuego de las protestas fue la decisión de la policía israelí de cerrar las carreteras de acceso a Jerusalén a varios autobuses que trasladaban a musulmanes a la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar santo del mundo islámico.