ROMA,
Mientras la ola de violencia se intensifica y crece la campaña de propaganda contra la Iglesia, el gobierno del Bharatiya Janata Party –Partido del Pueblo Indio– anunció que implementará una serie de leyes “anticonversión” que niegan los derechos constitucionales de los cristianos y obligan a quienes quieran cambiar de religión a pedir permiso por escrito al magistrado local.
Desde la división del país en 1947 –entre India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana–, el fundamentalismo hindú ha crecido cada vez más, y actualmente acusa a los misioneros de utilizar el servicio social para “forzar conversiones”.
En declaraciones a la agencia Fides, el Obispo de Ahmedabad, Mons. Thomas Ignatius Macwan, afirmó que “hemos pedido al gobierno que nos muestre tan sólo un caso de conversión forzada. Es una práctica que va contra el cristianismo y contra Jesucristo”.
Por otro lado, el pasado 2 de febrero fue detenido Anson Thomas, quien trabaja rescatando a decenas de niñas de la prostitución. Los dueños de los prostíbulos acusaron a Thomas de “convertir ilegalmente” a las prostitutas al cristianismo.
Las autoridades prohibieron terminantemente a Thomas distribuir Biblias entre las niñas hindúes. “Al dar una dimensión religiosa falsa a mi trabajo me impiden organizar búsquedas para rescatar a chicas menores de edad y a personas forzosamente introducidas en el negocio”, denunció Thomas.
Asimismo, el portavoz del Episcopado Joseph Karakombi, se preguntó en declaraciones a la revista Misioneros “¿cómo hacer llegar a la opinión pública el impresionante servicio que los cristianos prestan en los campos de la educación, la sanidad y la atención a los pobres?”