REDACCION CENTRAL,
El Arzobispo de San Francisco (Estados Unidos), Mons. Salvatore Joseph Cordileone, publicó este sábado una carta pastoral sobre la dignidad humana de los no nacidos, en la que afirmó que quienes rechazan la enseñanza de la Iglesia sobre la santidad de la vida, como sucede con el aborto, no deben recibir la Eucaristía.
"La enseñanza de nuestra fe es clara: los que matan o ayudan a matar al niño (incluso si se oponen personalmente al aborto), los que presionan o alientan a la madre a abortar, los que pagan por el aborto, los que proporcionan asistencia financiera a organizaciones pro-aborto o los que apoyan a candidatos o legislaciones con el fin de hacer del aborto una 'opción' de mayor accesibilidad están cooperando con un mal muy grave. La cooperación formal y la cooperación material inmediata en el mal nunca están moralmente justificadas", expresó Mons. Cordileone.
Además, recordó que San Pablo, en su Primera Carta a los Corintios advirtió en referencia a la Eucaristía que "el que come el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre del Señor", y "come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo".
Asimismo, indicó que San Justino Mártir, en "la primera descripción de nuestra liturgia eucarística católica en Roma" de mediados del siglo II, señaló que "nadie puede compartir la Eucaristía con nosotros a menos que crea que lo que enseñamos es verdad; a menos que sea lavado en las aguas regeneradoras del bautismo para la remisión de sus pecados, y a menos que viva de acuerdo con los principios dados por Cristo".
"Aplicando estos antiguos requisitos al tema actual -escribió Mons. Cordileone-, aquellos que rechazan la enseñanza de la Iglesia sobre la santidad de la vida humana y aquellos que no buscan vivir de acuerdo con esa enseñanza no deben recibir la Eucaristía".
El Arzobispo dijo que "se trata fundamentalmente de una cuestión de integridad: recibir el Santísimo Sacramento en la liturgia católica es abrazar públicamente la fe y las enseñanzas morales de la Iglesia Católica, y desear vivir en consecuencia. Todos fallamos de varias maneras, pero hay una gran diferencia entre luchar para vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y rechazar tales enseñanzas".