Sor Victoria Kovalchuk, es una religiosa misionera de 38 años procedente de Crimea, que se reencontró con Dios tras ser enviada a servir a las familias refugiadas en Grecia.
En declaraciones a EWTN News, la religiosa confesó que quería ser misionera en Brasil, pero Dios la llevó a servir a los refugiados en Grecia. "Mi sueño era Brasil", pero "creo que ahora no será un gran problema si no voy allí, porque realmente me enamoré de Grecia", dijo.
Sor Victoria nació en la década de 1980 y fue bautizada en la Iglesia Ortodoxa Rusa. Si bien su familia no practicaba la fe, Dios siempre estaba presente en su vida. Por ejemplo, de niña tomó prestada la Biblia para niños de una biblioteca, y como no quería devolverla, copió algunas historias en su cuaderno. Al final, confesó que nunca devolvió la Biblia.
Tras la caída de la Unión Soviética, las Biblias volvieron a aparecer en los estantes de las tiendas y su abuela compró una. "Recuerdo que me impresionó tanto este libro que solía llevarlo a la cocina para abrir la primera página y empezar a leer", dijo.
Al inicio "no pude entender nada, así que cerré el libro y me dije: 'Algún día lo leeré' Gracias a Dios, lo he leído y sigo leyéndolo. A través de esta experiencia puedo ver que Dios estaba de alguna manera cerca y ya estaba actuando en mi vida", agregó.
Conoció la Iglesia Católica gracias a su amor por la lengua y la cultura de Francia. "Solo quería ver cómo rezaban los franceses y qué era la Misa", dijo, y recordó que tras leer uno de los libros de Alexandre Dumas quiso saber qué era el himno "Te Deum".