"Lo más importante para nosotras era celebrar el amor de Dios y nuestra respuesta a Él, renovarla, apoyadas en su fidelidad", dijo sor Adriana.
Para sor Mabel, ese día fue un momento memorable. Primero, porque "hace 22 años que salí de Argentina y que estoy en Italia, y la verdad que fue algo muy lindo, muy fuerte, muy emotivo, renovar este compromiso de caridad en esta casa aquí en Buenos Aires", en especial, "en este momento histórico donde la pandemia nos llama y nos pone muchos desafíos a la caridad".
Además, dijo que bajo su responsabilidad como Madre General "fue muy emocionante" y "fuerte" recibir los mensajes de las hermanas de todas las comunidades. "Fue como sentir una enorme lluvia de gracia que estaba cayendo sobre toda la congregación" y que la ofrenda de las pequeñas hermanas era "como ese incienso de amor que sube al cielo", aseguró.
Por su parte, sor Adriana dijo que "cada vez estoy más convencida de la necesidad de renovar porque las personas no somos capaces de actos totales, de permanecer así en plenitud, sino que siempre tenemos que hacer nuevo sobre todo las decisiones más grandes".
La renovación fue para ella un momento "para volverme a centrar en los más importante de mi vida y del llamado que Dios me hace. Así que fue un día muy feliz", dijo.
No tengas miedo, serás feliz
Para sor Mabel, la renovación del cuarto voto de caridad es un signo de que "Dios tiene preparado tantos frutos en cada una de nosotras". La religiosa dijo a ACI Prensa que a la fecha son cerca de 600 religiosas y que si bien es un gran número, "para todos los campos que hay para anunciar el Evangelio necesitamos más fuerzas".
Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, también llamadas Hermanas de Don Orione, es una congregación religiosa fundada en 1915 en Italia. En la actualidad la casa principal está en Roma y cuentan con 140 comunidades en cerca de 20 países de Europa, América, Asia y África.
Su misión es "personificar la maternidad de Dios, mediante las obras de Caridad y la enseñanza de la catequesis", especialmente con las personas que se alejan de la Iglesia. San Orione "nos decía que la forma más clara que toda cultura, que todos comprendan [el Evangelio] son las obras de caridad que hacen sentir el amor de Dios", dijo Sor Mabel.
Las obras de caridad son diversas y surgen de acuerdo a la realidad de cada país. Entre ellas están los cottolengos para personas con discapacidad, hogares para ancianos, obras educativas como escuelas a todos los niveles, servicios de promoción humana para mamás solteras, internados para niños y obras misioneras de evangelización, sobre todo en las zonas de frontera.
Citando las palabras de San Juan Pablo II, la Madre General invitó a las jóvenes y no tan jóvenes interesadas en la vocación religiosa a seguir el llamado de Dios sin miedo.
"No tengan miedo de abrirle las puertas del corazón de par en par a Cristo, porque Jesús nunca defrauda y es Él el que llama. Entonces, no tengan miedo de recibir esa llamada y de responder, porque Jesús es capaz de hacernos felices y nos hace felices en el recibirlo y en el donarlo, y esto, a través de la vocación de las Pequeñas Misioneras de la Caridad, lo realizamos plenamente, tratando de encarnar en nuestra vida el amor a Dios y a los demás", dijo.
Como dijo San Orione "hay que dar la vida cantando al amor" y esto quiere decir que "la vida religiosa es también alegría, y es la alegría de tener a Jesús y de pertenecerle. Entonces, no tener miedo de entregar la vida, porque Jesús da lo que pide y cuando nos entregamos a Él todo después se hace más simple, más fácil y realmente nos llena el corazón", concluyó.
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