VATICANO,
Durante la audiencia general de este miércoles 14 de abril, el Papa Francisco destacó que la tarea esencial de la Iglesia es "rezar y educar a rezar" y advirtió que cuando el demonio "quiere combatir la Iglesia, lo hace primero tratando de secar sus fuentes, impidiéndoles rezar".
"La tarea esencial de la Iglesia: rezar y educar a rezar. Transmitir de generación en generación la lámpara de la fe con el aceite de la oración. Lámpara de la fe que ilumina… pero que solo puede ir hacia adelante con el aceite de la fe, por el contrario, se apaga. Sin la luz de esta lámpara, no podremos ver el camino para evangelizar; no podremos ver el camino para creer bien; no podremos ver los rostros de los hermanos a los que acercarse y servir; no podremos iluminar la habitación donde encontrarnos en comunidad... Sin la fe, todo cae; y sin la oración, la fe se apaga. Fe y oración juntos, no hay otro camino. Por esto la Iglesia, que es casa y escuela de comunión, es casa y escuela de fe y de oración", explicó el Papa.
En su catequesis dedicada al tema de "la Iglesia maestra de oración" el Santo Padre reconoció que "el hábito de la fe no es inmediato, se desarrolla con nosotros, no es rígido, crece, también a través de momentos de crisis y resurrecciones" y añadió que "de hecho, no se puede crecer sin momentos de crisis, porque la crisis te hace crecer. Es un modo necesario para crecer, entrar en crisis".
El Papa alentó a recordar las oraciones aprendidas durante la infancia en familia y, posteriormente, los encuentros con otros testigos y maestros de oración.
Luego, el Santo Padre señaló que "la respiración de la fe es la oración: crecemos en la fe tanto como aprendemos a orar'' y agregó que "después de ciertos pasajes de la vida, nos damos cuenta de que sin la fe no hubiéramos podido lograrlo y que la oración ha sido nuestra fuerza. No solo la oración personal, sino también la de los hermanos y de las hermanas, y de la comunidad que nos ha acompañado y sostenido, de la gente que nos conoce y de la gente a la que le pedimos rezar por nosotros".
En esta línea, el Pontífice subrayó que en la Iglesia "florecen continuamente comunidades y grupos dedicados a la oración" y recordó a las personas que sienten "la llamada a hacer de la oración la acción principal de sus jornadas".