VATICANO,
En el altar de la Basílica de San Pedro del Vaticano, con la asistencia de un reducido número de fieles y miembros de la Curia y del clero vaticano, el Papa Francisco presidió este 1 de abril, Jueves Santo, la Misa Crismal.
En el transcurso de la celebración, el Papa Francisco bendijo el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos. Además, los sacerdotes presentes renovaron las promesas realizadas el día de su ordenación.
En su homilía, el Papa Francisco recordó que "la persecución y la Cruz están ligadas al anuncio del Evangelio", y aseguró que en la Cruz "no hay ambigüedad", "la Cruz no se negocia".
"El anuncio del Evangelio siempre está ligado al abrazo de alguna Cruz concreta. La luz mansa de la Palabra genera claridad en los corazones bien dispuestos y confusión y rechazo en los que no lo están", aseguró el Pontífice.
El Papa recordó algunos de los ejemplos protagonizados por Cristo que enseñan esta verdad evangélica: la semilla buena que da fruto y despierta la envidia del enemigo que siembra cizaña a su alrededor, la ternura del padre hacia el hijo pródigo genera la indignación del hermano, la generosidad del dueño de la viña hacia los últimos obreros contratados despierta la envidia de los obreros con mayor antigüedad, la misericordia de Jesús hacia pecadores como Zaqueo, Mateo o la samaritana despierta el desprecio de los que se creen justos…
Todos estos ejemplos "nos hacer ver que el anuncio de la Buena Noticia está ligado misteriosamente a la persecución y a la Cruz".