El conferencista Gary Zimak señaló que el día a día puede estar lleno de retos que generan tristeza y dolor, pero la tumba vacía y la certeza de la resurrección de Jesús permite ver las dificultades de la vida con otros ojos.
En un artículo de National Catholic Register, Zimak indicó que mantener "una actitud positiva frente a la adversidad" no es algo fácil, pero con "la gracia de Dios" se puede lograr responder de manera diferente a los problemas de la vida.
El conferencista indicó que es difícil apreciar la grandeza de la resurrección de Jesús, porque lo aceptamos como un hecho simple o histórico y no vemos su impacto en los primeros discípulos que estaban llenos de dolor y desesperanza frente a la muerte de Cristo y la tumba vacía.
"Para ellos, fue una señal de fracaso y decepción. Contemplar su cuerpo sin vida y una tumba vacía provocó sentimientos de desesperanza. El Salvador del mundo estaba muerto y toda esperanza se había ido", resaltó.
Una muestra de ello es la reacción de María Magdalena que al encontrar el sepulcro vacío cuando fue a ungir el cuerpo de Jesús, a quién consideraba muerto, comenzó a llorar porque "supuso que alguien se había llevado el cuerpo".
"Se sintió extremadamente triste y desesperada. Jesús no sólo estaba muerto, sino que su cuerpo había desaparecido", señaló el conferencista.