Un portavoz del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo que el Gobierno obligará a las iglesias católicas locales a cerrar si los sacerdotes celebran Misas públicas, "desafiando" las órdenes de salud pública emitidas por la pandemia.
Filipinas ha tenido más de 677 mil casos confirmados de COVID-19 y casi 13 mil muertes, entre las tasas más altas del sudeste asiático. En un intento por combatir un aumento en las infecciones por coronavirus, el Gobierno de Filipinas impuso nuevas restricciones, entre las que está la prohibición de reuniones públicas, incluidas las reuniones religiosas.
El martes 23 de marzo, Harry Roque, el portavoz del presidente Duterte, dijo que el Gobierno de Filipinas no violaría las leyes de libertad religiosa al cerrar por la fuerza las iglesias que violen la nueva restricción.
"En el ejercicio de los poderes policiales, podemos ordenar el cierre de las iglesias y espero que no se llegue a eso", dijo el portavoz, según Associated Press. "No lograremos nada...si desafías y obligas al Estado a cerrar las puertas de la iglesia".
Al día siguiente, el Obispo Auxiliar y entonces Administrador Apostólico de Manila, Mons. Broderick Pabillo, señaló en su carta pastoral que las Misas celebradas con limitada presencia de fieles es una forma segura de mantener el culto público, especialmente durante la Semana Santa y la Pascua.
Según el periódico filipino "Phil Star", Mons. Pabillo criticó la definición poco clara de "reuniones masivas" en las instrucciones del Gobierno, señaló que el límite de aforo en iglesias permite la seguridad de las celebraciones públicas y anunció que se organizarían pequeños servicios de adoración dentro de las iglesias.