VATICANO,
El Papa Francisco aconsejó cómo vivir mejor el tiempo que Dios nos ha dado en esta vida para evitar la enfermedad de la "amargura del alma".
En primer lugar, el Papa destacó que para evitar la amargura del alma es importante "conocer el pasado, proyectados hacia el futuro, para vivir mejor el presente, un tiempo oportuno para la formación y la santificación, acogiendo las oportunidades que el Señor da para seguirle y configurar su vida a Él".
Así lo dijo este 22 de marzo durante la audiencia concedida a la comunidad del Pontificio Colegio Filipino. Esta audiencia a los sacerdotes, religiosas y fieles laicos del Pontificio Colegio Filipino "de Nuestra Señora de la Paz y Buen Viaje" se realizó con ocasión de los 500 años de la evangelización en Filipinas y de la primera Misa celebrada el 31 de marzo de 1521, día de Pascua; así como por el 70 aniversario de la fundación de esta institución que San Juan XXIII inauguró en 1961.
En su discurso, el Santo Padre recordó que el tiempo del que está hecha nuestra vida "es un don que Dios nos ha dado y ha confiado a nuestra responsabilidad, para que sepamos aprovechar la oportunidad para decir nuestro 'gracias', para hacer buenas obras y mirar al futuro con esperanza".
Por ello, el Pontífice sugirió pensar en el pasado "en la historia que cada persona y cada realidad llevan consigo", porque retroceder en el tiempo "es caminar con la memoria, desandando los pasos de los que nos han precedido, para volver a los orígenes de su fe con sentimientos de gratitud y asombro por lo que se nos ha dado".
En esta línea, el Papa explicó que "cada aniversario nos da la oportunidad de hojear 'el álbum familiar' y recordar de dónde venimos, qué fe hemos vivido y qué testimonios evangélicos nos han permitido ser lo que ahora somos" y subrayó la importancia de recordar las gracias de Dios, de no olvidar, de la memoria del camino recorrido como dijo Moisés en el Libro del Deuteronomio, ya que "un cristianismo sin memoria es una enciclopedia, pero no es vida".