La campaña Cuaresma de Fraternidad que la Iglesia en Chile realiza cada año, ha sido golpeada con tal fuerza por la pandemia del coronavirus que muchos de los proyectos planificados se reformularon para atender a un grupo de extrema vulnerabilidad: los migrantes.
La Cuaresma de Fraternidad, colecta nacional que se desarrolla desde 1982 y es promovida por el Área de Pastoral Social Cáritas de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), comienza el Miércoles de Ceniza y concluye el Domingo de Ramos.
En respuesta al llamado del Papa Francisco de "promover la cultura del encuentro" a través de la acogida, protección, promoción e integración de los hermanos migrantes, la Cuaresma de Fraternidad destina los recursos desde el 2019 y hasta el 2021 hacia este grupo vulnerable.
Los aportes económicos de las personas permiten dar continuidad a proyectos solidarios y de promoción de la dignidad humana elaborados por grupos y comunidades de las distintas diócesis de Chile.
Uno de esos proyectos que hace concreto el llamado del Papa Francisco en la región de Arica y Parinacota, norte del país, es la Fundación Scalabrini dedicada a la cobertura de las necesidades básicas, la asesoría socio-laboral, la orientación jurídica y la asistencia humanitaria.
La fundación postuló la Casa de Acogida Beato Scalabrini como proyecto para Cuaresma 2020, pero debido a la pandemia del coronavirus que conlleva una mayor exigencia sanitaria, la casa cerró y los recursos fueron destinados a cajas de alimentación.