Papa Francisco: Gracias. Sobre Medio Oriente, sobre la hipótesis también la promesa, está en el Líbano, no he pensado en un viaje a Siria. No lo he pensado porque no me ha venido la inspiración, pero estoy muy cercano a la amada y martirizada Siria, así la llamo. Recuerdo al inicio del pontificado, esa tarde de oración en la Plaza de San Pedro con la adoración al Santísimo, rezando el Rosario. Pero, ¡cuántos musulmanes con la alfombra rezaban con nosotros! Por la paz en Siria, para que se acaben los bombardeos. En ese momento se decía que habría un bombardeo feroz. Yo llevo en el corazón a Siria pero pensar en un viaje no me ha venido a la mente en este momento. Gracias.
Sylvia Wysocka, prensa polaca: Santidad, en estos doce meses muy difíciles también su actividad ha estado muy limitada. Ayer tuvo el primer contacto directo y muy cercano con la gente en Qaraqosh. ¿Qué cosa ha encontrado? Y luego, según usted, ahora con todo el régimen sanitario ¿se puede también volver a comenzar las audiencias generales con la gente, con los fieles, como eran antes?
Papa Francisco: Me siento distinto cuando estoy lejos de la gente en las audiencias. Quisiera volver a empezar las audiencias generales rápido. Esperamos que se den las condiciones. En esto yo sigo las normas de las autoridades, ellos son los responsables y ellos tienen la gracia de Dios para ayudarnos en esto. Ellos son los responsables de dar las normas, nos gusten o no. Los responsables son ellos y deben hacerlo así. Ahora he comenzado en la plaza el Ángelus, con distancia se puede hacer.
Hay una propuesta de pequeñas audiencias generales, pero no he decidido por qué no era claro el desarrollo de la situación, pero luego de estos meses de "prisión", realmente me sentía un poco prisionero y esto es para mí revivir. Revivir porque es tocar la Iglesia, tocar el santo pueblo de Dios, tocar a todos los pueblos. Un sacerdote se hace sacerdote para servir, al servicio del pueblo de Dios, no por carrerismo, ¿no? No por el dinero.
Esta mañana en la Misa era la curación de Naamán el sirio. Dice que este Naamán quería dar dones luego de su curación, pero el profeta Eliseo lo rechazó. Pero la Biblia continúa: el asistente del profeta Eliseo luego cuando se fue, estimó bien al profeta y siguió a Naamán y le pidió dones. Y Dios dice "la lepra que tuvo Naamán ahora estará contigo".
Tengo miedo que nosotros, hombres y mujeres de Iglesia, sobre todo que nosotros los sacerdotes, no tengamos esta cercanía gratuita al pueblo de Dios, que es lo que nos salva. Y hagamos como el siervo de Naamán, de ayudar pero luego vayamos detrás. A esa lepra le tengo miedo. Lo único que nos salva de la lepra de la codicia, de la soberbia, es el santo pueblo de Dios, eso que Dios dijo a David: "Te saqué de la grey, no te olvides de la grey". Eso que Pablo dijo a Timoteo: "Recuerda a tu madre y a tu abuelo que te han alimentado la fe".
Es no perder la pertenencia al pueblo de Dios y convertirse en una casta privilegiada de consagrados, clérigos, cualquier cosa. Por esto el contacto con el pueblo nos salva, nos ayuda. Nosotros damos al pueblo de Dios la Eucaristía, la predicación, nuestra función, pero ellos nos dan la pertenencia. No olvidar esta pertenencia al santo pueblo de Dios.
Luego, usted comenzaba así, ¿qué cosa he encontrado en Irak, en Qaraqosh? No me imaginaba las ruinas de Mosul y Qaraqosh. No me las imaginaba, realmente. Sí, he visto las cosas, he leído el libro pero esto toca, esto es apelante.
Después lo que más me ha tocado ha sido el testimonio de una madre en Qaraqosh. Dio su testimonio un sacerdote que realmente conoce la pobreza, el servicio, la penitencia, y una mujer que en los primeros bombardeos del Daesh perdió a su hijo. Ella dijo una palabra: perdón. Yo me quedé conmovido, una madre que dice "perdón y pido perdón por ellos". Me vino a la memoria el viaje a Colombia, el encuentro en Villavicencio donde muchas personas, mujeres sobre todo, madres o esposas, contaban su experiencia del asesinato del hijo o del esposo, y decían "perdón, yo perdono". Esta palabra la hemos perdido. Sabemos insultar a lo grande, sabemos condenar a lo grande. Yo el primero, esto lo sabemos bien, pero perdonar. Perdonar a los enemigos, esto es Evangelio puro. Esto es lo que más me ha tocado en Qaraqosh.
Papa Francisco: Desde hace casi una hora que estamos hablando y yo sigo, pero la fuerza… hagamos, ¿cómo se dice?, la última antes de festejar el cumpleaños.
Catherine Marciano - AFP: Santidad, quiero saber qué cosa ha sentido desde el helicóptero viendo la ciudad destruida de Mosul y luego rezando en las ruinas de una iglesia. Y como es el Día de la Mujer, quiero hacer una pequeña pregunta sobre las mujeres. Usted ha sostenido a las mujeres en Qaraqosh con palabras muy bellas, pero ¿qué cosa piensa sobre una mujer musulmana enamorada que no puede casarse con un cristiano sin antes ser descartada por su familia o algo peor? La primera pregunta era sobre Mosul, Gracias Santidad.
Papa Francisco: Sobre Mosul he dicho un poco al pasar eso que he sentido. Cuando estuve ante la iglesia destruida no tuve palabras, era para no creer. No solo la iglesia sino las otras iglesias, incluso una mezquita destruida, se ve que no estaba de acuerdo con la gente esta. Para no creer la crueldad humana nuestra. En este momento no quiero decir la palabra "recomenzar", pero miremos al África. Con nuestra experiencia de Mosul, de estas iglesias destruidas, se crea la enemistad, la guerra y también comienza a actuar el llamado Estado Islámico. Esto es algo feo, muy feo.
Y antes de pasar a la otra pregunta, una pregunta que me vino a la mente en la iglesia era esta: "¿Quién vende las armas a estos destructores?". Porque las armas no las hacen ellos en casa. Sí, cualquier cosa harán, pero ¿quién vende las armas, quién es responsable?. Al menos pediría que estos que venden las armas tengan la sinceridad de decir: "Nosotros vendemos las armas". Lo digo, es malo.
Las mujeres. Las mujeres son más valientes que los hombres, eso es verdad, lo siento así. Pero la mujer también hoy es humillada. Vayamos al extremo. No sé quién, una de ustedes me hizo ver, no sé si tú Eva, la lista de los precios de las mujeres. Yo no podía creer que si la mujer es así entonces cuesta tanto. Las mujeres se venden, se esclavizan.
También en el centro de Roma el trabajo contra la trata es un trabajo de todos los días. En el Jubileo fui a visitar una de las muchas casas de la obra del Padre Benzi: muchachas rescatadas y una con la oreja cortada porque no tenía el dinero suficiente ese día, otra que fue llevada de Bratislava en la maletera del auto, esclava, secuestrada. Esto sucede entre nosotros, los educados, la trata de la gente.
En estos países, algunos, especialmente la parte del África, hay mutilación como un rito que se debe hacer, pero las mujeres son aún esclavas y debemos luchar por la dignidad de las mujeres. Son quienes llevan adelante la historia, esto no es una exageración. Las mujeres llevan adelante la historia y no es un cumplido hoy en el Día de la Mujer.
Es cierto, la esclavitud es así, el rechazo a la mujer. Pensar que un puesto x se hizo una discusión para que el rechazo a la mujer deba ser por escrito o solo oral, ni siquiera el derecho a tener el acto de repudio, ¡y esto sucede hoy!
Pero, para no alejarnos, pensamos en el centro de Roma, en las muchachas que son secuestradas y explotadas, ¿no? Creo que he dicho todo sobre esto. Les deseo un buen fin del viaje y les pido rezar por mí que lo necesito. Gracias.
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