17 de noviembre de 2024 Donar
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El Papa rezó por víctimas de la guerra en ruinas de Mosul, desde donde ISIS juró matarlo

El Papa reza por las víctimas de la guerra en Mosul. Foto: Vatican Media

El encuentro del Papa Francisco con las víctimas de la guerra y de las atrocidades causadas por los terroristas de Estado Islámico era uno de los momentos más esperados del viaje apostólico que el Pontífice está realizando en Irak.

En la mañana del domingo, el Papa llegó a Mosul, ciudad mártir del norte de Irak que durante tres años padeció los crímenes, la violencia y la destrucción sistemática bajo dominio de Estado Islámico. Mosul es la ciudad más grande de la llanura de Nínive.

El Papa se trasladó hasta la conocida como Plaza de las 4 Iglesias, o Hosh al-Bieaa, para presidir la oración de sufragio por las víctimas de la guerra en todo el mundo. 

Esta plaza recibe el nombre por la iglesia siro-católica, la iglesia armenio-ortodoxa, la iglesia siro-ortodoxa y la iglesia caldea que la rodean. Los cuatro templos fueron destruidos por ataques terroristas de Estado Islámico entre 2014 y 2017 y desde ahí ISIS grabó un video en el que prometía conquistar Roma y decapitar al Papa Francisco.

Mosul es una antigua ciudad fundada en el siglo VII a.C. que ha tenido gran protagonismo a lo largo de la historia, de la cual son testimonio sus monumentos de época asiria, abasí, mongola y otomana.

Antes de la llegada del Estado Islámico, Mosul era conocida por su bien conservado centro histórico medieval, sus antiguas mezquitas y madrasas, el famoso minarete de al-Hadba de 44 metros de altura, sus iglesias cristianas y su convivencia étnica, religiosa y cultural.

Todo eso se acabó entre julio de 2014 y julio de 2017. Los terroristas del Estado Islámico sometieron la ciudad a sangre y fuego, dejándola completamente devastada.

Los terroristas destruyeron todos los mausoleos de la ciudad, incluido uno atribuido al profeta Jonás, destruyeron las iglesias, el minarete de al-Hadba, destruyeron estatuas antiguas y restos arqueológicos de las civilizaciones mesopotámicas, quemaron más de 100.000 libros de la Biblioteca histórica e, incluso, destruyeron la mezquita de Mur ad-din.

Se calcula que medio millón de personas, entre ellas 120.000 cristianos, huyeron de Mosul ante la conquista del Estado Islámico. La ciudad fue liberada en julio de 2017 tras nueve meses de violentos enfrentamientos bélicos con bombardeos que dejaron la ciudad prácticamente destruida en su totalidad.

Allí, el Santo Padre inauguró una lápida conmemorativa de su visita a Mosul con el siguiente mensaje: "¡Qué bellos son los pies de quienes traen un alegre anuncio de paz!".

En la placa se explica también que se trata de un monumento "en recuerdo de la visita de Su Santidad, el Papa Francisco, mensajero de paz y de amor fraterno, a la ciudad de Mosul y a la Llanura de Nínive. En este lugar, que los cristianos tuvieron que abandonar obligatoriamente (2003-2017), el Papa rezó por la difusión de la paz y de la justicia, de la coexistencia serena y de la fraternidad entre los hombres".

En su saludo previo a la oración, el Papa reflexionó sobre la disminución de la población cristiana en Irak y en otros países de Oriente Medio debido a la guerra, a la violencia, la discriminación y los problemas económicos.

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El Pontífice afirmó que "la trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Oriente Medio, es un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás".

"En efecto, un tejido cultural y religioso tan rico de diversidad se debilita con la pérdida de alguno de sus miembros, aunque sea pequeño", señaló el Papa.

El Santo Padre subrayó que "hoy elevamos nuestras voces en oración a Dios omnipotente por todas las víctimas de la guerra y de los conflictos armados".

El Papa recordó que "en Mosul las trágicas consecuencias de la guerra y de la hostilidad son demasiado evidentes. Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan deshumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas, musulmanes, cristianos, yazidíes y otros, desalojadas por la fuerza o asesinadas".

En ese sentido, hizo hincapié en que "a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra".

"Esta convicción habla con voz más elocuente que la voz del odio y de la violencia; y nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción", concluyó.

Oración

Antes de pronunciar la oración por todas las víctimas de la guerra en Mosul, en Irak y en todo Oriente Medio, el Papa Francisco presentó tres reflexiones:

En primer lugar, el Papa señaló que "si Dios es el Dios de la vida, y lo es, a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre".

En segundo lugar, indicó que "si Dios es el Dios de la paz, y lo es, a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre".

Por último, "si Dios es el Dios del amor, y lo es, a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos".

A continuación, rezó la siguiente oración:

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"Dios altísimo, Señor del tiempo y de la historia, tú has creado el mundo por amor y no dejas nunca de derramar tus bendiciones sobre tus criaturas. Tú, más allá del océano del sufrimiento y de la muerte, más allá de las tentaciones de la violencia, de la injusticia y de la ganancia inicua, acompañas a tus hijos y a tus hijas con tierno amor de Padre".

"Pero nosotros hombres, desagradecidos de tus dones y absortos en nuestras preocupaciones y ambiciones demasiado terrenas, a menudo hemos olvidado tus designios de paz y de armonía. Nos hemos cerrado en nosotros mismos y en nuestros intereses particulares, e indiferentes a Ti y a los demás, hemos atrancado las puertas a la paz. Así se repitió lo que el profeta Jonás oyó decir de Nínive: la maldad de los hombres subió hasta el cielo (cf. Jon 1,2). No elevamos al cielo manos limpias (cf. 1 Tm 2,8), sino que desde la tierra subió una vez más el grito de sangre inocente (cf. Gn 4,10). Los habitantes de Nínive, en el relato de Jonás, escucharon la voz de tu profeta y encontraron salvación en la conversión. También nosotros, Señor, mientras te confiamos a las numerosas víctimas del odio del hombre contra el hombre, invocamos tu perdón y suplicamos la gracia de la conversión":

"Kyrie eleison. Kyrie eleison. Kyrie eleison".

"Señor Dios nuestro, en esta ciudad dos símbolos dan testimonio del deseo constante de la humanidad de acercarse a Ti: la mezquita Al Nuri con su alminar Al Hadba y la iglesia de Nuestra Señora de la Hora, con un reloj que desde hace más de cien años recuerda a los transeúntes que la vida es breve y el tiempo precioso. Enséñanos a comprender que Tú nos has confiado tu designio de amor, de paz y de reconciliación para que lo llevemos a cabo en el tiempo, en el breve desarrollo de nuestra vida terrena. Haznos comprender que sólo poniéndolo en práctica sin demoras esta ciudad y este país se podrán reconstruir, y se lograría sanar los corazones destrozados de dolor. Ayúdanos a no emplear el tiempo al servicio de nuestros intereses egoístas, personales o de grupo, sino al servicio de tu designio de amor. Y cuando nos desviemos del camino, haz que podamos escuchar las voces de los verdaderos hombres de Dios y recapacitar durante un tiempo, para que la destrucción y la muerte no nos arruinen de nuevo".

"Te confiamos a aquellos cuya vida terrena se ha visto abreviada por la mano violenta de sus hermanos, y te suplicamos también por los que han lastimado a sus hermanos y a sus hermanas; que se arrepientan, alcanzados por la fuerza de tu misericordia".

"Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis".

"Requiescant in pace. Amen".

Tras su llegada a Mosul, el Papa se trasladó hasta la conocida como Plaza de las 4 Iglesias, o Hosh al-Bieaa, para presidir la oración de sufragio por las víctimas de la guerra en todo el mundo. 

Esta plaza recibe el nombre por la iglesia siro-católica, la iglesia armenio-ortodoxa, la iglesia siro-ortodoxa y la iglesia caldea que la rodean. Los cuatro templos fueron destruidos por ataques terroristas de Estado Islámico entre 2014 y 2017 y desde ahí ISIS grabó un video en el que prometía conquistar Roma y decapitar al Papa Francisco.

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