En primer lugar, el Papa señaló que "si Dios es el Dios de la vida, y lo es, a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre".
En segundo lugar, indicó que "si Dios es el Dios de la paz, y lo es, a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre".
Por último, "si Dios es el Dios del amor, y lo es, a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos".
A continuación, rezó la siguiente oración:
Las Mejores Noticias Católicas - directo a su bandeja de entrada
Regístrese para recibir nuestro boletín gratuito de ACI Prensa.
Click aquí
"Dios altísimo, Señor del tiempo y de la historia, tú has creado el mundo por amor y no dejas nunca de derramar tus bendiciones sobre tus criaturas. Tú, más allá del océano del sufrimiento y de la muerte, más allá de las tentaciones de la violencia, de la injusticia y de la ganancia inicua, acompañas a tus hijos y a tus hijas con tierno amor de Padre".
"Pero nosotros hombres, desagradecidos de tus dones y absortos en nuestras preocupaciones y ambiciones demasiado terrenas, a menudo hemos olvidado tus designios de paz y de armonía. Nos hemos cerrado en nosotros mismos y en nuestros intereses particulares, e indiferentes a Ti y a los demás, hemos atrancado las puertas a la paz. Así se repitió lo que el profeta Jonás oyó decir de Nínive: la maldad de los hombres subió hasta el cielo (cf. Jon 1,2). No elevamos al cielo manos limpias (cf. 1 Tm 2,8), sino que desde la tierra subió una vez más el grito de sangre inocente (cf. Gn 4,10). Los habitantes de Nínive, en el relato de Jonás, escucharon la voz de tu profeta y encontraron salvación en la conversión. También nosotros, Señor, mientras te confiamos a las numerosas víctimas del odio del hombre contra el hombre, invocamos tu perdón y suplicamos la gracia de la conversión":
"Kyrie eleison. Kyrie eleison. Kyrie eleison".
"Señor Dios nuestro, en esta ciudad dos símbolos dan testimonio del deseo constante de la humanidad de acercarse a Ti: la mezquita Al Nuri con su alminar Al Hadba y la iglesia de Nuestra Señora de la Hora, con un reloj que desde hace más de cien años recuerda a los transeúntes que la vida es breve y el tiempo precioso. Enséñanos a comprender que Tú nos has confiado tu designio de amor, de paz y de reconciliación para que lo llevemos a cabo en el tiempo, en el breve desarrollo de nuestra vida terrena. Haznos comprender que sólo poniéndolo en práctica sin demoras esta ciudad y este país se podrán reconstruir, y se lograría sanar los corazones destrozados de dolor. Ayúdanos a no emplear el tiempo al servicio de nuestros intereses egoístas, personales o de grupo, sino al servicio de tu designio de amor. Y cuando nos desviemos del camino, haz que podamos escuchar las voces de los verdaderos hombres de Dios y recapacitar durante un tiempo, para que la destrucción y la muerte no nos arruinen de nuevo".
"Te confiamos a aquellos cuya vida terrena se ha visto abreviada por la mano violenta de sus hermanos, y te suplicamos también por los que han lastimado a sus hermanos y a sus hermanas; que se arrepientan, alcanzados por la fuerza de tu misericordia".
"Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis".