VATICANO,
El Papa Francisco continuó su segunda jornada del viaje apostólico a Irak este sábado 6 de marzo con una visita de cortesía a al líder musulmán chiíta, el gran ayatolá Ali al-Sistani, cuya influencia política y religiosa en Irak después de la Guerra es de gran importancia.
El Santo Padre partió de Bagdad a las 07:45 de la mañana (hora local), y aterrizó en la ciudad santa de Nayaf, donde reside Al-Sistani, a las 08:30.
La visita duró alrededor de 45 minutos durante los cuales el Santo Padre subrayó "la importancia de la colaboración y de la amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de toda la humanidad", según informó por medio de un comunicado el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Bruni señaló que "el encuentro ha sido la ocasión para que el Papa agradezca al gran ayatolá Al-Sistani por elevar, junto con la comunidad chií, frente a la violencia y las grandes dificultades de los años pasados, su voz en defensa de los más débiles y perseguido, afirmando la sacralidad de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí".
Al despedirse del gran ayatolá, finaliza el comunicado de Matteo Bruni, "el Santo Padre reiteró su oración a Dios, Creador de todos, por un futuro de paz y de fraternidad para la amada tierra iraquí, para Oriente Medio y para el mundo entero".
Con este encuentro, el Pontífice dio un impulso al diálogo con la rama chiíta del islam, similar al dado en 2017 con su visita en Egipto al gran imán de Al-Azhar, máximo líder religioso de los musulmanes sunítas. Pocos años después, el 4 de febrero de 2019, el Papa y el imán de Al-Azhar firmaron el documento sobre la fraternidad humana.