La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) reiteró la enseñanza del Vaticano respecto a las vacunas contra la COVID19 producidas con la ayuda de líneas celulares derivadas de fetos abortados, luego de que la FDA, el organismo encargado de supervisar alimentos y medicinas en el país, aprobó el fin de semana la vacuna de Johnson & Johnson.
Los obispos recordaron lo ya explicado por el Vaticano cuando afirma que es "moralmente aceptable" recibir vacunas contra la COVID19 producidas a partir de líneas celulares de fetos abortados, si es que no hay una alternativa posible. Sin embargo, cuando sea posible, los católicos deben elegir una vacuna con una conexión más remota con el aborto o sin conexión con este.
"La Congregación para la Doctrina de la Fe ya indicó que 'cuando no estén disponibles vacunas Covid-19 éticamente irreprochables (…) es moralmente aceptable utilizar las vacunas contra la Covid-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su proceso de investigación y producción'", indica la declaración de los obispos del 2 de marzo.
Esa descripción se aplica a la vacuna de Janssen/Johnson & Johnson, que usó el elemento PER.C6, que de acuerdo a la revista Science es "una línea celular de Janssen, subsidiaria de Johnson & Johnson, desarrollada a partir de células de la retina de un feto de 18 semanas abortado en 1985".
En contraste, las vacunas de Pfizer y Moderna con el elemento mRNA, tienen una conexión extremadamente remota con el aborto en las fases de diseño y prueba, lo que ha hecho que los expertos en ética las consideren "éticamente no controvertidas".
"Si se puede elegir entre vacunas seguras y efectivas contra la COVID19, debe elegirse aquella con menor conexión a una línea celular vinculada al aborto", dice la declaración de los obispos. "Por ello, si se puede elegir una vacuna, se debe elegir la de Pfizer o Moderna en vez de la de Johnson & Johnson".