La tradición de la Iglesia Católica ha asignado una devoción especial a cada mes del año, y marzo está dedicado al gran San José, casto esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia Universal.
San José es conocido como el "santo del silencio" porque la Sagrada Escritura no recoge ninguna palabra pronunciada por él, pero sí sus obras, su fe y su amor, que influenciaron en Jesús y en su santo matrimonio.
Santa Teresa de Jesús y su devoción a San José
Una de las santas que más propagó la devoción a San José fue Santa Teresa de Jesús, quien se sanó por intercesión del santo de una enfermedad que la tenía casi paralizada y que era considerada incurable.
Santa Teresa solía decir que "otros santos parece que tienen especial poder para solucionar ciertos problemas. Pero a San José le ha concedido Dios un gran poder para ayudar en todo".
Hacia el final de su vida, la santa carmelita resaltó que "durante 40 años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial, y no me ha fallado ni una sola vez. Yo les digo a los que me escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe a este gran santo, y verán qué grandes frutos van a conseguir".