Manifestación provida llenará de vehículos ciudades españolas

No así el acto final, la concentración de vehículos, que se presenta como una oportunidad para "manifestar públicamente la defensa del #SíalaVida, denunciando que cada día se producen 271 abortos en España".

En declaraciones a ACI Prensa, don José María Cabrero, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Toledo, destacó la importancia de poner a Dios en la defensa de la vida.

Argumentó que "a veces se dice: 'Bueno, no hay que mentar a Dios porque el tema de la defensa de la vida es un valor natural y no hace falta ser católico, creyente, para defender la vida'. Es verdad. Una persona con sentido común defiende la vida".

Sin embargo, en la práctica, "si uno no está animado, motivado, empujado, sostenido por el Dios de la vida, difícil que se comprometa largamente, verdaderamente, que aguante la presión ambiental que hay hoy…".

"Tenemos que recordar que Dios y la vida van unidos. Dios es el Dios de la vida, natural y sobrenatural. Cada criatura tiende a la vida, Dios es la fuente de la vida y eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y de la alegría", afirmó.

Don José María destacó 4 objetivos que persigue la Fiesta por la Mujer y la Vida. En primer lugar, "reconocer verdaderamente el valor de la mujer. La vida natural, la que todos recibimos, y la vida sobrenatural, nos viene a través de una mujer. En el caso de la vida sobrenatural nos viene a través de la Virgen María, que es la vida con mayúsculas, pues es Jesucristo, y a Jesucristo lo encontramos siempre en la Virgen María, o a través de la Virgen María, no solo hace 2 mil años".

Destacó que "no cabe mayor función en esta vida que es transmitir la vida, que es el primer bien. Entonces, nosotros queremos reconocer verdaderamente el valor de la mujer que va absolutamente vinculado al valor de la maternidad. No quiere decir que una mujer que no sea madre no tenga valor, sino que la maternidad resalta el valor de la mujer".

El segundo objetivo es "expresar la gratitud de la Iglesia diocesana a los hombres y mujeres que están activos en el trabajo provida en general, y en particular en nuestro Proyecto Mater".

"Merecen nuestra gratitud por la perseverancia en su lucha por ayudar a venir a la vida a los niños no nacidos, y ayudar también a las madres que están en grandes dificultades.

Agradecerles también "por la entusiasta respuesta de estas personas a la llamada del Evangelio, pues nos da energía a todos para trabajar en la transformación de esta cultura de la muerte, en que nos adentran cada vez más, en una cultura de la vida".

"Alentar el compromiso por la vida es otro de los objetivos que queremos resaltar en esta fiesta", añadió. "Se trata de promover el bien. No sé trata de evitar solo el mal, de evitar el aborto, que ciertamente sí, sino que se trata de promover el bien, y no es cualquier bien, es la vida en sí misma".

En ese contexto, "necesitamos hombres y mujeres con esperanza, idealismo, valentía para esta tarea fundamental, que se comprometan verdaderamente. Todo cristiano está llamado a trabajar por el bien común y en contra de los males, y de las injusticias de su época".

"Nosotros estamos llamados a dar testimonio de la vida en cualquier trabajo y ambiente en que nos encontremos, en que Dios nos haya puesto. Y ciertamente, los caminos del Señor no son cómodos, pero tampoco hemos sido creados para la comodidad, sino para cosas grandes. Es decir, para la vida".

Otro objetivo de la la Fiesta por la Mujer y la Vida señalado por don José María es "descubrir la gran alegría de dar testimonio del Evangelio de la vida".

Recordó la homilía de San Juan Pablo II en la VIII Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Denver en 1993, en la que "pronunció palabras de gran alcance que impulsaron a muchísimos jóvenes estadounidenses a abrazar la causa de la vida. Palabras que nos sirven también a nosotros, a todo católico".

"'En esta etapa de la historia', decía el Papa, 'el mensaje liberador del Evangelio de la vida ha sido puesto en vuestras manos, y la misión de proclamarlo hasta los confines de la tierra pasa ahora a vuestra generación. No tengáis miedo de salir a las calles y a los lugares públicos como los primeros apóstoles que predicaban a Cristo y la buena nueva de la salvación'".

"Nosotros podríamos añadir, 'la nueva buena de la vida'. Pues esta es nuestra tarea hoy. Aquellos jóvenes de entonces son adultos de hoy y seguimos con este compromiso que ha puesto Dios en nuestras manos", concluyó.