"Así que cuando somos obedientes no solo estamos agradando a Dios, sino que estamos educando a los que vienen detrás de nosotros. Somos precursores de la fe para nuestros hijos y para nuestros amigos cuando somos personas obedientes", señaló.
7. Recordar siempre que al obedecer volvemos al Paraíso
El P. Pulido dijo que es importante y nos puede ayudar mucho a desarrollar la virtud de la obediencia el "recordar constantemente que cuando obedecemos volvemos al Paraíso".
Fuimos expulsados del Paraíso "porque nuestros primeros padres desobedecieron", "pero cuando un hijo de Dios obedece, entonces volvemos al Paraíso, estamos volviendo a ese estado original en el que Dios nos ha creado", dijo.
Explicó que "los santos han usado frases cortas que le han dado fuerza a su vida. A veces una jaculatoria, a veces un pensamiento sencillo" que repetimos constantemente. Por ejemplo, recordó que cuando San Pablo Miki y los mártires de Japón estaban muriendo ellos repetían la jaculatoria: "Jesús, María".
Para el P. Pulido, recordar que al obedecer vamos al paraíso "sería un pensamiento sencillo para alimentar todo los días y que nos ayudaría mucho a obedecer". Asimismo, dijo que cualquier persona también puede crear una jaculatoria y sugirió la siguiente: "Padre hazme obediente como tu Hijo".
8. ¿Cómo desarrollar la virtud de la obediencia en la familia?
Finalmente, el P. Pulido recomendó a las familias dos claves concretas para que puedan desarrollar la virtud de la obediencia desde sus roles de esposos e hijos.
Cuando Dios, a través del ángel, le dice a José: "Tómala por esposa, porque [el Hijo que lleva en su vientre] es obra del Espíritu Santo", San José "movido por el amor que tiene a su esposa obedece a Dios inmediatamente", dijo. El amor lo mueve a no denunciarla, ni repudiarla, "pese a que todo apuntaba a que María le había engañado", agregó.
De igual modo, "el amor que está fuerte en la pareja lleva a obedecer fácilmente a Dios y al otro", dijo. "La relación de pareja implica obedecer a la pareja. En muchas ocasiones se trata del consejo o sugerencia que la esposa le hace el esposo. Entonces, ¿qué es lo que va a lograr que entre esposos obedezcan a Dios y puedan vivir la obediencia en el hogar? Que el amor este fuerte".
"Yo invitaría a las parejas a fortalecer el amor para que obedecer sea muy fácil. Obedecemos muy fácil a quien amamos mucho, pero nos cuesta obedecer a la persona que no le tenemos demasiado afecto. Entonces, cultivar el amor esponsal facilitaría mucho el obedecer", señaló.
En el caso de los hijos, el P. Pulido dijo que es usual que les cueste mucho obedecer, por ello, dijo que "la invitación que nos hace San José es ser prontos. A veces pensamos mucho para obedecer y el pensar y esperar mucho dificulta la obediencia. Como quien tiene que lanzarse a la piscina para aprender a nadar, si lo piensa mucho va a terminar por llenarse de miedo y no hacerlo".
"Entonces, yo creo que para los hijos la prontitud al obedecer es la clave. Los papás saben bien lo que están pidiendo y cuando somos más prontos y decididos a obedecer, se nos va a ser más fácil [desarrollar esta virtud] que cuando damos muchos rodeos y vueltas para obedecer", concluyó.
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