VATICANO,
El Papa Francisco advirtió a los consagrados contra la tristeza interior, "un gusano que nos come desde dentro. Huid de la tristeza interior".
Así se refirió el Pontífice durante la Misa que presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano por la Fiesta de la Presentación del Señor y la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
En su homilía, el Papa se centró en el episodio evangélico de la presentación de Jesús en el Templo y, en concreto, en la figura de Simeón que, como escribe San Lucas, "esperaba el consuelo de Israel".
El Papa señaló que Simeón, cuando se encuentra con la Sagrada Familia y toma a Jesús en sus brazos, "es un hombre ya anciano quien reconoce en el Niño la luz que venía a iluminar a las naciones, que ha esperado con paciencia el cumplimiento de las promesas del Señor".
El Santo Padre invitó a meditar sobre la paciencia de Simeón: "Durante toda su vida esperó y ejerció la paciencia del corazón. En la oración aprendió que Dios no viene en acontecimientos extraordinarios, sino que realiza su obra en la aparente monotonía de nuestros días, en el ritmo a veces fatigoso de las actividades, en lo pequeño e insignificante que realizamos con tesón y humildad, tratando de hacer su voluntad".
Para el Papa, "la paciencia de Simeón es reflejo de la paciencia de Dios", e insistió en que la razón de la esperanza cristiana es que "Dios nos espera sin cansarse nunca".