MADRID,
El presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona; y el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, publicaron sendas cartas pastorales con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que tendrá lugar el martes 2 de febrero con el tema "La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido".
En su carta, el Cardenal Omella recordó que la vida consagrada juega un papel central en la propuesta de la Iglesia en salida, formulada por el Papa Francisco.
Según el Arzobispo de Barcelona, "la vida consagrada tiene un rol preeminente como escuela y modelo de fraternidad. Las comunidades de vida consagrada nos muestran cómo el Espíritu Santo puede hacer posible la comunión y la fraternidad entre personas diferentes".
El Cardenal Omella reconoció que "hemos pasado un año duro, triste y doloroso. Hemos vivido momentos eclesiales y sociales complejos, pero los hemos vivido también como oportunidades para crecer en la colaboración, en el entendimiento y en el diálogo".
En ese sentido, agradeció "la entrega de muchos hermanos y hermanas de la vida consagrada, presentes y activos en el sector sanitario y en residencias de ancianos. Agradezco su servicio amoroso y su acompañamiento espiritual a tantas personas que han sufrido la enfermedad o las consecuencias de la pandemia".
También destacó que los hermanos y hermanas de la vida consagrada "dedicáis muchas horas de oración y de servicio pastoral a acompañar a personas en el encuentro con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Vosotros hacéis del hospital, la cárcel, la escuela, la residencia de ancianos, la universidad, el monasterio… el templo donde presentar a tantas personas a Dios, y las ayudáis a descubrir su condición de hijos e hijas de Dios".