El 25 de enero, Regina Lynch, responsable de proyectos de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) denunció el asesinato de cientos de cristianos, entre sacerdotes y fieles, víctimas del aumento de la violencia durante el actual conflicto político que atraviesa Tigray, en el país africano de Eritrea.
La región de Tigray, cuya capital es Mekele, es la más septentrional de Etiopía y hace frontera con Eritrea y Sudán. El 95% de la población es cristiana, de la Iglesia Ortodoxa Copta etíope, y pertenece a la etnia tigrey, informó ACN.
Fuentes de la fundación "aseguran que la violencia no está motivada por la religión" sino por el conflicto político en la región, que estalló luego de que se pospusieran las elecciones parlamentarias del 29 de agosto de 2020, debido a la pandemia del COVID-19.
"El partido nacionalista Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) organizó, independientemente y sin el permiso del gobierno nacional, elecciones regionales en la región de Tigray a comienzos de septiembre, lo cual creó una crisis política que derivó en una intervención militar", explicó ACN.
Señaló que los combates estallaron en Tigray "después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, enviara a la región tropas federales, a las que se habrían unido tropas de Eritrea, para luchar contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT)".
Una de las fuentes contactadas por la fundación pontificia confirmó de forma "anónima por miedo a represalias" que "el problema es que las tropas eritreas han estado implicadas desde el principio. El Gobierno lo ha negado, pero quienes están matando en el este y el noroeste de Tigray son las tropas eritreas".