Cuando nosotros hablamos sobre problemas de la vida pública estadounidense, tratamos de formar conciencia y aportar principios. Estos principios se basan en el Evangelio de Jesucristo y las enseñanzas sociales de su Iglesia. Jesucristo reveló el plan de amor de Dios por la creación y la verdad sobre la persona humana, que fue creada a su imagen y semejanza, dotada de la dignidad, los derechos y las responsabilidades dadas por Dios y llamada a un destino trascendente.
Basados en estas realidades, que se reflejan en la Declaración de la Independencia y la Declaración de los Derechos, los obispos y los fieles católicos cumplen el mandamiento de Cristo de amar a Dios y amar a nuestro prójimo, al trabajar por un Estados Unidos que proteja la dignidad humana, aumente la igualdad y las oportunidades para todas las personas, y sea de corazón abierto hacia los que sufren y los débiles.
Por muchos años, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha tratado de ayudar a los Católicos y otras personas de buena voluntad en sus reflexiones sobre aspectos políticos a través de la publicación de Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles. La más reciente edición aborda una amplia variedad de aspectos que nos preocupan. Entre ellos: aborto, eutanasia, pena de muerte, inmigración, racismo, pobreza, cuidado del medio ambiente, reforma de la justicia penal, desarrollo económico y paz internacional.
Con respecto a estos y otros temas, nuestra responsabilidad de amar y nuestros principios morales nos llevan a establecer juicios y posiciones prudenciales que no se alinean perfectamente con las tendencias políticas de izquierda o derecha, o con las plataformas de nuestros dos principales partidos políticos. Trabajamos con todos los presidentes y todos los congresos. En algunos temas nos ubicamos más del lado de los demócratas, mientras que en otros nos encontramos más del lado de los republicanos. Nuestras prioridades nunca son partidistas. Somos católicos en primer lugar, y solo buscamos seguir fielmente a Jesucristo y promover su visión de la fraternidad y la comunidad humanas.
Espero trabajar con el presidente Biden, su administración y con el nuevo Congreso. Como ocurre con todas las administraciones, habrá áreas en las que estaremos de acuerdo y en las que trabajaremos juntos con estrecha colaboración, pero también habrá áreas en las que tendremos desacuerdos de principios y una fuerte oposición.
Sin embargo, el hecho de trabajar con el presidente Biden será único, él será nuestro primer presidente en 60 años que profesa la fe católica. En una época de creciente y agresivo secularismo en la cultura estadounidense, cuando los creyentes religiosos enfrentan muchos desafíos, será refrescante interactuar con un presidente que evidentemente comprende, profunda y personalmente, la importancia de la fe y las instituciones religiosas. Observo con mucha esperanza y motivación la experiencia personal y piedad del Señor Biden, su conmovedor testimonio de cómo su fe le ha traído consuelo en tiempos difíciles y trágicos y su compromiso de mucho tiempo con la prioridad que establece el Evangelio para los pobres.