Según informó la diócesis de Córdoba por medio de un comunicado de prensa, operarios del Ayuntamiento cortaron la cruz por la base, la ataron a una grúa y se la llevaron en un camión municipal.
Todo ello ante la mirada de asombro e impotencia de un grupo de vecinos que se oponía al derribo. Durante la noche previa, informó la diócesis, los vecinos encendieron velas junto a la cruz y dejaron notas escritas a mano mostrando su rechazo al derribo de este símbolo cristiano "querido y venerado por muchos".
La alcaldesa Carmen Flores, por su parte, trató de justificar el derribo. En una comparecencia retransmitida en el perfil de Facebook del Ayuntamiento, la alcaldesa se refirió a la Cruz del Llanito como "Cruz de los Caídos", para vincularla al franquismo.
La alcaldesa Flores se mostró sorprendida por la oposición al derribo de la cruz y trató de dar la vuelta a los hechos presentando al Ayuntamiento como víctima al filtrarse el expediente municipal del derribo. Esa filtración, argumentó, obligó al Ayuntamiento a acelerar la destrucción del monumento.
Para Flores, el derribo de la cruz era necesario "por las connotaciones que tiene", e insistió en que "esa cruz no tiene ninguna connotación religiosa", "no tiene ningún interés para nada", "es una cruz de cemento que no tiene ningún valor", aseveró.