El Arzobispo de Abuja (Nigeria), Mons. Ignatius Kaigama, advirtió que la ola de secuestros no solo daña a las personas, sino que además ahuyenta a los visitantes e inversionistas, además de darle "un mal nombre" al país africano.
"El acto de secuestrar es, por decir lo menos, criminal, pecaminoso y degrada la humanidad", dijo el Arzobispo en la homilía de la Misa que presidió el 10 de enero en la parroquia St. Anthony en la localidad de Yangoji, donde fue secuestrado en noviembre y durante 10 días el P. Matthew Dajo.
"Si las autoridades nigerianas no controlan esto, este acto vergonzoso y desagradable le seguirá dando un mal nombre a Nigeria y ahuyentará a los visitantes e inversionistas en el país", agregó.
"Sin considerar el motivo del secuestro, dinero o intimidación, debe quedar claro a quienes hacen estas nefastas actividades que la Iglesia Católica en todas partes del mundo llevan la Buena Nueva a los pobres con enormes sacrificios", dijo el Arzobispo.
De ese modo, precisó el Prelado, "molestar a la Iglesia es molestar a los necesitados". "Todo lo que tiene y hace la Iglesia Católica es por el bien de todos, sin considerar las diferencias étnicas, religiosas o políticas", destacó.
En los últimos meses varios miembros del clero han sido secuestrados en Nigeria. El 27 de diciembre fue raptado el Obispo Auxiliar de Owerri, Mons. Moses Chikwe, junto con su chofer. Fueron liberados cinco días después.