BUENOS AIRES,
En las primeras líneas de su nuevo libro titulado “Educar: exigencia y pasión”, el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio hace un llamado a los educadores católicos para asumir la profesión como “un reto, un desafío y una vocación”.
Se trata de cinco reflexiones que llevan como títulos “Ser educador católico hoy: un gran desafío”; “Recuperar la memoria de pertenencia al santo Pueblo de Dios”; “Ser portadores de Esperanza”; “Hacer de nuestras comunidades un corazón abierto a las necesidades de los hombres” y “Dar a la educación todo”.
Según la profesora Liliana Ferreirás, quien estuvo a cargo de la presentación del libro, el autor las “dirige a los educadores católicos, también llamados a curar la orfandad que habita en cada niño, en cada joven, en cada aula, en cada escuela. Su palabra adquiere en el momento actual significativa importancia. Por eso actualizamos su mensaje, portador de Buena Nueva y comunicador de Esperanza”.
“Si bien la obra está especialmente destinada a los que educan, su lectura atraerá por igual a todo lector que adhiera a lo que parece una verdad recién descubierta: que la educación es la base del país que todos soñamos”, afirmó la profesora y agregó que “el Arzobispo escribe no sólo para eruditos sino para todo aquel que disfruta al tomar un libro entre sus manos, no importa su nivel cultural, seguros de que a éste no lo abandonará hasta el final por lo que enseña y cómo lo enseña”.
“Este nuevo aporte del Cardenal Bergoglio a la pastoral arquidiocesana es intrínsecamente valioso, ameno, original, construido con materiales que otros han soslayado tal vez por considerarlos vulgares”, añadió.
Por su parte, el Cardenal recuerda en su libro “aquella noche del cacerolazo” donde “algo cambió en nuestra ciudad. No en la dirigencia, o al menos no primeramente, sino en el pueblo. En el interior de las familias, en la conciencia de cada uno de los ciudadanos que decidió abandonar el negativismo o la queja privada, mera rumia de amargura, para reconocer al vecino, al compatriota, solidarizados aunque más no fuera en el hastío y la bronca”.