VATICANO,
De forma privada, y sin la presencia de fieles, el Papa Francisco acudió a primera hora de la mañana de este martes 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, a rezar ante el monumento mariano que se encuentra en la Plaza de España de Roma.
De esta manera, el Pontífice no ha querido dejar de cumplir con esta tradición, a pesar de que se había anunciado que este año no tendría lugar debido a la pandemia de coronavirus.
A las 7 de la mañana (hora local) y bajo la intensa lluvia que desde hace días no deja de caer sobre la capital italiana, y que ha causado una notable crecida del río Tíber, el Santo Padre se desplazó hasta la Plaza de España para, según informó el director de la Sala de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, "cumplir un acto de veneración de forma privada a María Inmaculada".
El Papa, "con las primeras luces del alba, bajo la lluvia, depositó un ramo de rosas blancas en la base de la columna donde se encuentra la estatua de la Virgen, y se ha dirigido a ella en oración para que vele con amor por Roma, por sus habitantes, confiando a ella a todos aquellos que en esta ciudad y en el mundo están afligidos por la enfermedad y el desánimo".
Durante todo el tiempo que duró la breve visita, el Papa empleó la mascarilla y guardó la distancia de seguridad con los demás asistentes. Junto a él, flanqueando la plaza, había una nutrida presencia de militares y bomberos que realizaron su tradicional ofrenda floral a la Virgen.