El 1 de enero de 2020, el Papa Francisco rechazó la violencia de la que son víctimas muchas mujeres en el mundo y señaló que "toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios".
El Santo Padre lamentó en la homilía de la Misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano que las mujeres "son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse y a eliminar la vida que llevan en el vientre".
En ese sentido, el Pontífice rechazó toda mercantilización de la mujer en la sociedad y exclamó entonces: "Cuántas veces el cuerpo de la mujer se sacrifica en los altares profanos de la publicidad, del lucro, de la pornografía, explotado como un terreno para utilizar".
Por ello, el Papa pidió que el cuerpo de la mujer "debe ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado" porque "es la carne más noble del mundo, pues concibió y dio a luz al Amor que nos ha salvado".
"Hoy, la maternidad también es humillada, porque el único crecimiento que interesa es el económico", subrayó.
En esta línea, el Santo Padre recordó que "el renacer de la humanidad comenzó con la mujer" porque "las mujeres son fuente de vida" e insistió en que "toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer".