El Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid (España) habló en su carta semanal sobre la reforma de la ley de educación, conocida por sus iniciales LOMLOE (Ley Orgánica de modificación de la Ley Orgánica de Educación) o como Ley Celaá, por la Ministra de Educación Isabel Celaá.
El Arzobispo de Madrid animó a preguntarnos si esta nueva ley de educación "integra los viejos y nuevos valores que son el alma de la conciencia española que recoge nuestra Constitución y que han de convertirse siempre en fermento de fraternidad y convivencia o si provoca todo lo contrario".
"No podemos apagar la luz de la libertad que necesita un pueblo para construirse. No podemos legislar para domesticar e instaurar fuerzas que limitan libertades", aseguró el Cardenal Osoro.
"Reclamamos una escuela que forme e informe, que dinamice la conciencia crítica y la sensibilidad ética, en la que se haga posible la esperanza con razón y el reconocimiento del prójimo con sus diferencias, en la que se legitimen la religión y la distintas ideas, que no han de confundirse con fanatismo o dictadura", insistió.
Por eso aseguró que una ley de educación debe partir de la premisa recogida en el Concilio Vaticano II de que "los padres, al haber dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole y, por consiguiente, deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos".
Y para llevarlo a cabo, en ese mismo texto del Concilio Vaticano II, se destaca que "la tarea de impartir la educación, que compete en primer lugar a la familia, necesita de la ayuda de la sociedad".