El gobierno regional de Cataluña anunció que limitará la asistencia a los actos religiosos a un máximo de 100 personas, aunque ya estaba limitado al 30% de la capacidad del templo. Esta restricción comenzará en las próximas horas y se aplicará aunque la iglesia sea en un espacio de grandes dimensiones.
Según informaron a Europa Press fuentes del Arzobispado de Barcelona y de la Consejería de Justicia, el pasado martes 10 de noviembre se reunieron la consejera de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Ester Capella y el Arzobispo de Barcelona, el Cardenal Juan José Omella, para "compartir los respectivos puntos de vista sobre el aforo de los actos religiosos".
Esta reunión tuvo lugar tres días después de la misa de beatificación en la Sagrada Familia del joven Joan Roig Diggle, en donde participaron 600 personas aunque el templo tiene un aforo total de 9 mil personas. Sin embargo, aunque se respetaron las medidas de aforo establecidas, la celebración levantó críticas entre algunos sectores políticos.
Desde el Arzobispado de Barcelona se respondió a la polémica explicando que la ceremonia se realizó siguiendo todos los protocolos de seguridad y sanitarios previstos, que contó con un tercio del aforo del templo, tal y como está estipulado en las normas actuales ante la pandemia del Coronavirus y que las autoridades estaban al tanto de la celebración y del aforo de la misma con antelación y no pusieron ninguna oposición al respecto.
Según afirman tanto la Consejería de Justicia y el Arzobispado de Barcelona compartieron la necesidad de "tomar todas las medidas necesarias para proteger la salud de la ciudadanía y, a la vez, garantizar el derecho fundamental a la libertad religiosa y de culto".
Capella y Omella mostraron su deseo de que la situación sanitaria mejore "para poder levantar las restricciones y recuperar la normalidad lo antes posible".