VATICANO,
El Papa Francisco explicó este 28 de octubre durante la Audiencia General que "Jesús no es un Dios lejano" ya que se encarnó, reza por nosotros ante Dios Padre y "nos invita a rezar como Él rezaba".
"Jesús no es un Dios lejano, y no puede serlo. La encarnación lo reveló de una manera completa y humanamente impensable. Así, inaugurando su misión, Jesús se pone a la cabeza de un pueblo de penitentes, como encargándose de abrir una brecha a través de la cual todos nosotros, después de Él, debemos tener la valentía de pasar. El camino es difícil, pero él va abriendo el camino", advirtió el Papa.
Al reflexionar en Jesús como "hombre de oración", el Santo Padre se detuvo en el inicio de la misión pública de Jesús que tuvo lugar con el bautismo en el río Jordán.
En su catequesis, pronunciada en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Pontífice señaló que "los Evangelistas coinciden al atribuir importancia fundamental a este episodio" porque "narran que todo el pueblo se había recogido en oración, y especifican que este reunirse tuvo un claro carácter penitencial".
En esta línea, el Santo Padre destacó que "el primer acto público de Jesús es por tanto la participación en una oración coral del pueblo, una oración penitencial, donde todos se reconocían pecadores. Por esto el Bautista quiso oponerse, y dice: 'Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí'".
"El bautista entiende quién es Jesús. Pero Jesús insiste: el suyo es un acto que obedece a la voluntad del Padre, un acto de solidaridad con nuestra condición humana. Él reza con los pecadores del pueblo de Dios", dijo el Papa quien añadió que Jesús "no se queda en la orilla opuesta del río -yo soy el justo tú pecador- para marcar su diversidad y distancia del pueblo desobediente, sino que sumerge sus pies en las mismas aguas de purificación".